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Cartas al director

Vivir el Cristianismo

Hoy en día todavía es muy común entre buen número de cristianos tener una idea del Cristianismo como algo fundamentalmente ligado a la «espiritualidad». Cuando se ven las cosas de este modo, el templo se convierte en el lugar principal de la vida cristiana y ser cristiano se centra en el culto religioso. La vida espiritual pasaría como rozando la ajetreada vida humana pero sin contaminarse por ella. Esta es una visión deformada del Cristianismo.

Los ritos religiosos fortalecen nuestro Espíritu pero de poco sirven si no tienen proyección en nuestros semejantes, en el día a día. Debemos apartarnos de la tentación de llevar una doble vida: la interior, la vida de relación con Dios, de una parte; y de otra, distinta y separada, la vida familiar, profesional y social. Si queremos ser verdaderos cristianos no hay mas que una única vida hecha de carne y espíritu que la encontraremos en las cosas más visibles y materiales.

Es un error guiarnos exclusivamente por una vida «mística», ritual, sin atenernos también a la realidad más material e inmediata, santificándola, que es donde está la médula de las enseñanzas de Jesús. Donde está el prójimo allí está Dios. Todo esto nos lleva a considerar que vivir el Amor, plasmado en obras, da un sentido completo a nuestra vida, sin olvidarnos de la oración como otra forma necesaria de amar. Esta es, a mi entender, la esencia del Cristianismo.

José María Ugarte Alonso

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