Gobernar para sus adeptos

Cada día Sánchez está más perdido en el ejercicio de la presidencia del Gobierno. Cree que solo debe gobernar para sus adeptos y todos los demás somos fascistas y de ultraderecha y es el caso que todos los españoles le pagamos su sueldo y el combustible del Falcon y otras gabelas. Cuando ha perdido las elecciones europeas, se permite desafiar en plan macarra a quienes no le han votado, demostrando además un odio cerval a la Comunidad de Madrid, a jueces y a los periodistas que no comen en su mano, chantajeando a Feijóo cuando le amenaza con legislar sobre el Consejo General del Poder Judicial si no se aviene a aceptar su propuesta de renovación –es decir a colocar a sus jueces amigos–, habida cuenta el panorama doméstico que tiene encima.

Lo lógico en un buen gobernante sería convocar elecciones, pero no debe ver muy claro el horizonte, aunque en tono de reto ha profetizado que en 2027 ganará a las tres ultraderechas, desde Feijóo a Alvise, el monaguillo recién adquirido para movilizar a la izquierda y robar los pocos votos que le restan a Sumar y Podemos. Esto ya está «maduro».