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Cartas al director

Democracia o dictadura

Aquellos que se identifican como «progres» tienen entre sus cometidos dogmáticos para instaurar su nueva new age propagar y difundir el lenguaje inclusivo, el cual, todo hay que decirlo, ya no queda reducido tan sólo al campo sexual.

Así ocurre con la palabra «fascismo» y todas sus derivaciones, hoy en día tan manida y desvirtuada que en absoluto tiene algo que ver con la definición que la RAE aún nos ofrece. El asunto se encuentra tan enrevesado que denominan fascistas a cualquiera que no piense como ellos, sin más, y lo que entendíamos por el fascismo de toda la vida, esto es, autoritarismo, totalitarismo, absolutismo, tiranía, represión y demás es lo que practican sus correligionarios, que ya no son fascistas sino compañeros de lucha.

La solución a este y otros sinsentidos a los que estamos abocados, muy simple, quizás, pero es en la mente infantil y sus simplezas en dónde asoman muchas soluciones que los mayores son incapaces de encontrar en su mundo codificado, pasa por olvidarnos de siglas e ideologías y reducirlas tan sólo a dos: Democracia y dictadura. Estas son las dos únicas fuerzas antagónicas hoy en día, la única polaridad cierta. Denominaciones como derecha, ultraderecha, izquierda, ultraizquierda y la innumerable retahíla de definiciones que entre ellas caben son claramente extemporáneas y usadas en demasía por aquellos que necesitan de ellas para su propia supervivencia.

«Lo breve, si breve, dos veces bueno», decía Baltasar Gracián con acierto. Venezuela, Yemen, Corea del Norte, China, Rusia, Cuba, Nicaragua,… me acabo de dar cuenta que los «progres», en su manifiesta facilidad para crear laberintos lingüísticos, también le darían la vuelta a las definiciones de democracia y dictadura, tan sólo tiene que colonizar la RAE, una de las pocas instituciones que creo, y sólo creo, conservan algo de independencia.

Manel Bouzamayor

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