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En primera líneaPedro Fuentes
Un hombre de bien

Un hombre de bien

Los españoles nos preguntamos sobre usted, contemplando esa sonrisa burlona, cuando no existen razones para reír. Entonces, ¿qué le provoca la sonrisa, señor presidente?

Actualizada 01:25

Fue D. Miguel de Unamuno quien tras unos años convulsos alejado se su aula, apartó de él la desidia de la ausencia para ceder el turno a la generosidad del reencuentro.

No le hizo falta recurrir al manido tópico resiliente de nuestro siglo XXI, sino leer con calma el universo «consolado» de Séneca y entender, sin hacerse trampas a su propia razón, que el hombre avanza por el camino de la vida con el esfuerzo que deviene de la propia adversidad: «Nunca te des por vencido».

Un hombre que se construye a sí mismo alimenta su democracia interna y está atento a la innovación diaria, como si de la duda cartesiana se tratara, eligiendo a sus compañeros de viaje, manifestando una confianza absoluta en la pasión por su trabajo, haciendo crecer su grupo social, porque como decía Freud: «El hombre se realiza desde el amor y el trabajo».

Esos hombres son la fuerza y la esencia de nuestra democracia.

Desde el silencio interior, el hombre mantiene una lucha entre el mundo y sus propias convicciones, y a la manera del mismo Beethoven, cuyo aniversario se celebró durante la pandemia, de su minusvalía, sordo desde muy joven, creó los sonidos universales más hermosos de superación y su afán por contemplar en la noche, desnudo en las aguas del lago, las estrellas de su propio destino, astros que le entregaría a la humanidad traducidos en sus geniales notas musicales, por siempre y para siempre.

¡Déjenos acercarnos a un leve susurro del genio alemán! Tenemos derecho a sentirnos acogidos en nuestro anhelo de serenidad y prosperidad.

En estos años de pandemia que han tenido la habilidad de situar al hombre en la angustia de su vulnerabilidad, al igual que el músico alemán, somos capaces de superarnos a nosotros mismos y dejar el pasado en el mito para mirar hacia adelante y así obtener el éxito propio del esfuerzo y construir una sociedad más fuerte.

Debemos saber que la unión del grupo nunca defraudará a nadie, por su propia condición de grupo que aúna los anhelos de todos, de cada hombre en su lugar en el barco de nuestro trabajo.

Todos somos parte de un todo y un solo cuerpo. Y así conseguimos navegar por un largo mar de muchos años, cuatro décadas en nuestro caso.

Roosevelt decía que «los buenos marineros no se hacen en mares tranquilos» y hemos tenido que sortear muchos obstáculos que durante tres generaciones han puesto a prueba nuestra fortaleza, intuición y existencia de la convivencia.

Y es el filósofo alemán Nietsche quien nos dice que «aquel que tiene un porqué en la vida se puede enfrentar a todos los comos» y así llegar a hacer realidad los sueños.

Ilustración Pedro Sánchez

Lu Tolstova

El hombre debe saber hacia dónde va. El Grupo conoce su camino y su mirada hacia el horizonte ha sido la visión de todos.

Tal ha sido nuestro estado de vigilia que nuestra sociedad ha sido capaz de construir trabajo desde el hogar, con la entrega plena a una causa, la cual hoy, tras la experiencia del aislamiento provocado por la pandemia, se ha revitalizado como un esfuerzo común que solo merece de nuestra bondad y enorme agradecimiento.

Nuestro esfuerzo ha hecho posible que a pesar de los vientos de tormenta hayamos sido capaces de crear una democracia fuerte.

Desde nuestra gratitud acogemos la valentía y el ánimo para seguir navegando por las aguas de nuestra soberanía.

Esta historia es lo que mejor o peor hemos construido durante estos años, haciendo de nuestro país un signo de prosperidad.

Pero ante esta evidencia, me pregunto si nuestro Gobierno tiene un «porqué», si alejando la desidia posee la generosidad necesaria, si en su deseo profundo se encuentra fortalecer nuestra democracia, si amaina los vientos de tormenta o, por el contrario, los insufla con más fuerza. Los españoles nos preguntamos sobre usted, contemplando esa sonrisa burlona, cuando no existen razones para reír. Entonces, ¿qué le provoca la sonrisa, señor presidente?

No destierre a más de esa mitad de España que tiene el convencimiento de la necesidad de su marcha.

Nuestro Rey nos señaló el deterioro de la convivencia en nuestra sociedad. Me pregunto si se siente usted partícipe del mismo.

Tal como dijo Francisco de Quevedo: «El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien».

Detecto que en usted hay muy poco agradecimiento hacia el esfuerzo de los españoles durante estas últimas cuatro décadas.

¿Es usted un hombre de bien?

  • Pedro Fuentes es humanista y ensayista
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