Fundado en 1910
En primera líneaMiquel Porta Perales

Pedro Sánchez 2040

Pedro Sánchez se muestra como un notable prestidigitador cuando se trata de desacreditar o difamar –ridiculizar o menospreciar– al adversario convertido en enemigo. Destaca en la técnica de la substitución de los antónimos

Actualizada 01:30

Los manuales de Historia de España que se publiquen en el año 2040 tendrán un capítulo titulado El septenio negro de Pedro Sánchez (2018-2025). Les adelanto una selección del texto que podrá leerse en los seis epígrafes de dicho capítulo.

Pedro

Lu Tolstova

1. El fraude electoral. Pedro Sánchez se puede calificar como el político por antonomasia del fraude electoral, porque en su comportamiento y acción predominan los embustes, los incumplimientos y el fingimiento de la gobernanza. Un comportamiento contrario a la rectitud y la probidad. Un presidente que tiende a eludir la legalidad constitucional perjudicando la democracia, la Nación y el Estado. Ejemplos: el pacto con los golpistas y los herederos de organizaciones terroristas o el indulto y la amnistía de unos sediciosos con los cuales se negocian y apalabran ciertas concesiones a cambio del poder.

2. El asalto a la independencia judicial. Pedro Sánchez quiebra la división de poderes al colonizar las instituciones y aprovecharse de las mismas para consolidarse en el poder. Ejemplos: un Tribunal Constitucional de parte que exonera sentencias, una Fiscalía General del Estado al servicio del Gobierno, una Abogacía General del Estado que parece jugar el papel de defensora de algún miembro próximo a la presidencia. A ello, hay que sumar otras instituciones como el Consejo de Estado, el Tribunal de Cuentas, el Servicio Público de Empleo Estatal, el Banco de España, el Centro de Investigaciones Sociológicas, la Agencia EFE, AENA, Renfe, Correos o la Corporación de Radio y Televisión Española.

3. El arte de la ocultación y la falsedad deliberada. En la teoría y la práctica de Pedro Sánchez, la ocultación y la falsedad desempeñan un papel importante. Pedro Sánchez es un político a la usanza decimonónica que contrata, previo pago, a otros partidos. Un político que halaga y atrae con falsas apariencias e ilusorias promesas. Un político cuyo comportamiento se fundamenta en el cálculo de coste/beneficio que oculta la realidad. La normalización del engaño. Ejemplo: el indulto de sediciosos permite que Pedro Sánchez gobierne. Un cinismo que justifica aduciendo que el indulto es «lo mejor para Cataluña y para España y lo más conforme con el espíritu de concordia y convivencia de la Constitución». Otro ejemplo: una economía dopada por la deuda, una tasa de desempleo maquillada con los fijos discontinuos, una baja productividad, la reducción de la convergencia con la Unión Europea, un poder adquisitivo por debajo de la media europea o el riesgo de pobreza y exclusión social.

4. La victimización propia y la polarización de la sociedad. La política de Pedro Sánchez se fundamenta en una victimización a la carta: los «pseudomedios», «la máquina del fango» o los «bulos» con los que se victimiza sin tregua. Así inventa un enemigo –no un adversario– al cual se le atribuye, también a la carta, todos los males. De ahí, surge la polarización política y social y sus dicotomías irreductibles: izquierda buena vs. derecha mala; demócrata vs. fascista; progresista vs. reaccionario; feminista vs. machista; tolerante vs. intolerante; amigo vs. enemigo. Objetivo: conseguir la legitimación política y social demonizando una supuesta y peligrosa amenaza que, al ser denunciada y combatida, provoca la cohesión de la sociedad alrededor de quien la defiende del Mal.

5. La falacia como método para desprestigiar al adversario. Pedro Sánchez se muestra como un notable prestidigitador cuando se trata de desacreditar o difamar –ridiculizar o menospreciar- al adversario convertido en enemigo. Destaca en la técnica de la substitución de los antónimos. Cuando Pedro Sánchez descalifica a la derecha liberal, no lo hace mediante la confrontación de ideas, sino oponiendo falazmente la idea liberal a unos antónimos diseñados con el propósito de desprestigiarla. Ejemplos: si la derecha liberal defiende la competencia frente al intervencionismo, Pedro Sánchez la opone a la cooperación; si la derecha liberal reivindica la propiedad privada contra la confiscación, Pedro Sánchez la opone a la solidaridad. Y así sucesivamente.

6. Un estratega del poder. Pedro Sánchez es calificado como un experto en la tecnología del poder que busca el control, la gestión y la regulación de las opiniones. Observación y vigilancia. Una intervención a distancia en pro del poder. De su poder.

Probablemente, en los manuales de Historia de España que se publiquen a partir del año 2050, el septenio negro de Pedro Sánchez aparecerá en una nota a pie de página que remarcará el carácter pendular del PSOE. Ese socialismo que apuesta por el idea confederal –finales del XIX y principios del XX– para congraciarse con la clase obrera, que durante la Restauración se incorpora al sistema de partidos, que colabora –Francisco Largo Caballero se integra en el Consejo de Estado y la Asamblea Nacional Consultiva- con la dictadura de Primo de Rivera; que amnistía a los golpistas del 6 de octubre de 1934; que durante la dictadura del general Franco –«40 años de vacaciones», dijo Santiago Carrillo»– se muestra partidario de la autodeterminación de Cataluña. Un partido piramidal y una política oportunista. Todo por el poder. Pedro Sánchez, con su política iliberal de vocación autocrática, aporta su grano de arena a la tradición socialista.

Los gobernantes están preocupados por cómo les trata la Historia. Y Pedro Sánchez debería preocuparse, porque le cuesta disimular su falta de escrúpulos.

  • Miquel Porta Perales es escritor
comentarios

Más de En Primera Línea

tracking