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en primera líneaAndrés Muñoz Machado

Las dos caras de la guerra

La Humanidad no sabe todavía como evitar la calamidad de la guerra, que parece un fenómeno permanente, pero que sí puede tratar de aminorar sus efectos. Un modo es aprovechar, como se ha venido haciendo, los desarrollos de la Industria de Defensa, los conocimientos del arte de la guerra

Actualizada 01:30

Europa se había olvidado de la guerra. La «guerra fría» y la política de bloques, que habían sucedido a la Segunda Guerra Mundial, parecían haber pasado a la historia. Las decisiones de M. Gorbachov habían llevado a la desaparición del muro de Berlín y al intento de implantar regímenes democráticos en los países del Este de Europa y en la misma Rusia. La mayoría de los países europeos habían ratificado los acuerdos de la OTAN y consideraron que el gasto en Seguridad y Defensa podía reducirse o mantenerse en niveles bajos.

Las dos caras

Lu Tolstova

Tuvo que llegarse a los años noventa para que la Unión Europea mostrase alguna preocupación por los asuntos militares. Así, en el Tratado de Maastricht (1992) se estableció una Política Exterior y de Seguridad Común (PESC). Le seguirían, luego, la comunicación (2013) «Hacia un Sector de la Defensa y la Seguridad más competitivo y eficiente» y la redacción de un «Plan de Acción Europeo de Defensa» (2016).

La aparición de la guerra en el suelo europeo, caso de Ucrania, o de conflictos tan importantes como el de Oriente Medio y el Sahel, han propiciado la reanudación del debate acerca de la Defensa de Europa. Se suma a ello la cuantía creciente de los gastos de Defensa. Se estima que el gasto militar viene a ser el 2,7 % del PIB mundial. Por países, los mayores los tiene Estados Unidos, estimados en unos 800.000 millones de dólares/año, seguido de China, con unos trecientos mil millones de dólares/año y la Unión Europea que ha pasado de unos 150.000 millones de dólares/ año a un poco más de 200.000 millones de dólares /año. La desproporción entre el gasto de EE. UU. y Europa, relacionada con las necesidades de la OTAN, ha causado múltiples quejas norteamericanas. España es el tercer país de la OTAN que menos dinero destina a Defensa, alrededor de 1,26% PIB, en 2023.

El Desarrollo de la Seguridad y Defensa presenta dos facetas que pueden considerase contrapuestas:

— La primera es que la Humanidad no ha encontrado el modo de evitar la guerra, teniendo siempre que asumir el riesgo de que acontezca. No puede abandonar el diseño y fabricación de armas ante la posibilidad de la conflagración bélica. El camino, que siempre parece largo, es mejorar la convivencia y la hermandad entre los pueblos, la educación en el uso correcto de la libertad.

— La segunda, las consecuencias del valor dual, también denominado «efecto desbordamiento», de la Industria de Defensa, que es de alta tecnología, con un elevado gasto en Investigación y Desarrollo. Significa que los logros técnicos en el diseño de armamentos pueden utilizarse en necesidades que no sean militares y suponer grandes progresos para el bienestar social. En este sentido, el desarrollo de la Defensa está muy relacionado con la reindustrialización de Europa, que cada día se hace más urgente y necesaria.

Pruebas del «efecto desbordamiento» o dual son las siguientes:

— Internet, desarrollada por la agencia norteamericana Darpa (Agencia para la Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa)

— El avión de reacción y los vehículos todoterreno

— El GPS (Sistema de Posicionamiento Global)

— La miniaturización de muchos dispositivos. Se dice que hoy un soldado de infantería lleva en su equipo dispositivos de comunicación cuyo transporte necesitaba, hace 20 años, de una camioneta de regular tamaño.

— Los usos pacíficos de la energía nuclear

— Las contribuciones del arte de la guerra a la gestión eficiente de las empresas. Algunos de los tratadistas clásicos de esta disciplina hacen propuestas cuyo origen es claramente militar y, en las últimas décadas, la Logística se ha impuesto como práctica empresarial de enorme relieve, en un Mundo extraordinariamente necesitado de la gestión de los aprovisionamientos. El arte de la guerra ha dado pautas de gran importancia para su realización. El siglo XX ha asistido a las dos mayores operaciones logísticas de la Historia: el desembarco de Normandía, en la Segunda Guerra Mundial y la «Tormenta del Desierto», en Irak.

— Los tratados sobre estrategia empresarial suelen tener citas obligadas al arte de la guerra. Las prácticas de los samuráis tuvieron mucho que ver con la estrategia que siguieron las empresas japonesas de fabricación de automóviles para su brillante «ocupación» de una parte muy importante del mercado norteamericano.

— El papel del Ejército en la educación. No hace mucho, una conocida monografía sobre Israel afirmaba: «En Israel, la experiencia académica es menos relevante que la militar. En la entrevista de trabajo siempre te preguntan en qué unidad estuviste del Ejército».

La Industria de Defensa tiene ya en Europa una importante infraestructura. En Europa residen tres de las diez mayores empresas de producción de armas del Mundo, las otras siete son estadounidenses, y más de mil PYME, que necesitan del mercado único. Los principales países productores de armas son EE. UU., Francia, Reino Unido, Rusia, China y Alemania. España ocupa el séptimo lugar, con el 3,2 % del mercado mundial. Los cinco mayores importadores de armas son: Arabia Saudí, India, Egipto, Australia y China.

Cabe concluir que la Humanidad no sabe todavía como evitar la calamidad de la guerra, que parece un fenómeno permanente, pero que sí puede tratar de aminorar sus efectos. Un modo es aprovechar, como se ha venido haciendo, los desarrollos de la Industria de Defensa, los conocimientos del arte de la guerra, para aplicaciones civiles.

  • Andrés Muñoz Machado es doctor ingeniero Industrial
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