Hay que ser muy torpe, como la alcaldesa de La Coruña para enojar a la ciudad que riges creando problemas artificiales contra una de sus entidades más queridas, su equipo de fútbol. Pero la socialista Inés Rey lo ha conseguido en un ramalazo de sectarismo. El Deportivo disfruta gratis desde hace décadas del estadio municipal de Riazor, por un convenio con el Ayuntamiento, que todos los coruñeses entienden y apoyan, pues el club es la bandera de la ciudad. Hasta que ha llegado Rey, que quiere revistar dicho acuerdo alegando que hoy el dueño del Deportivo es Abanca. «No voy a regalar el estadio de todos a un banco», ha dicho la alcaldesa, recurriendo a los tics más rancios del catecismo anticapitalista. Rey ya no se conforma con tener la ciudad prácticamente paralizada, ahora además molesta de manera innecesaria al deportivismo, y lo hace precisamente cuando está celebrando por todo lo alto su ascenso a Segunda.
El presidente de ERC no ha estado a la altura de su conmilitón el presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, que ha dimitido de su cargo a la vista de los resultados electorales. Junqueras todavía aspira a quedarse un poco más en el machito. Está en su derecho a aspirar a repetir en el cargo, porque su actual inhabilitación no afecta a la Presidencia de su partido. Ahora toca a sus afiliados decidir si Junqueras está a la altura de lo que necesitan.
El alcalde de Madrid entrega este miércoles la medalla de oro de la villa a la comunidad judía de la capital de España. La entrega se hace en el día de la fiesta de San Isidro y es un reconocimiento a una comunidad perfectamente entroncada en la ciudad en un momento en que las muestras de antisemitismo florecen por todas partes. Todos somos madrileños y algunos merecen un reconocimiento especial.
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