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TribunaCarlos Alonso Ausin

Israel, fallos de inteligencia

Esperemos que los políticos, que establecen las prioridades y destinan los recursos necesarios para la prevención de estas acciones, entiendan el momento actual y escuchen los diagnósticos

Actualizada 17:00

El ataque terrorista de Hamas y otros grupos armados palestinos contra Israel del 7 de octubre, perpetrado por infiltración de más de 1.500 efectivos por tierra, mar (lanchas a motor) y aire (parapentes), partiendo de Gaza y rompiendo el sistema defensivo entorno a la franja, combinado con el lanzamiento de miles de cohetes, en un país que sostiene un sistema de vigilancia 24/7 con drones, satélites, entre otros medios; con un efecto de sorpresa total, ha puesto de manifiesto un monumental fallo de inteligencia, no solo de Israel sino también de otros países occidentales con los que comparte inteligencia y que es conveniente analizar para tratar de evitar fallos similares en otros países.

El planeamiento, la obtención y recepción en Gaza de armamento, la instrucción en campos de entrenamiento dentro de la franja y los grandes recursos financieros necesarios, pasaron desapercibidos para el SHABAK (servicio de inteligencia interior, contrainteligencia y contraterrorismo en el territorio de Israel, incluyendo Gaza), el AMAN (inteligencia militar) y el MOSSAD (inteligencia exterior, entre otras). También, para los FIVE EYES (la red compartida de inteligencia de EE.UU., Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda y Canadá) que colabora con la comunidad de inteligencia de Israel. Es alarmante y difícil de entender. Analicemos los posibles fallos.

Empezando por arriba. Los servicios de inteligencia reciben sus prioridades del Poder Ejecutivo. Los Acuerdos de Abraham, firmados en el 2020 en Washington, durante la administración Trump, por Israel, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos, suponían el inicio de negociaciones bilaterales de los países firmantes con Israel para la normalización de relaciones diplomáticas. La administración Biden prosiguió contactos para incorporar más países árabes a estos acuerdos, entre ellos Arabia Saudí, próxima a firmar antes del 7 de octubre. La percepción por Israel de cierta normalidad, ciertas concesiones para conseguir esta firma y la apertura de negociaciones de EE.UU. con Irán, podrían haber modificado prioridades de inteligencia en el interior de Israel que incluiría a Gaza.

Especial preocupación supone no haber detectado los movimientos de los recursos financieros necesarios para esta macrooperación. Este fallo abarca también a los servicios occidentales, incluyendo los citados FIVE EYES. Habrá que revisar la inteligencia financiera, incluyendo la vigilancia de los tráficos de criptomonedas. El ataque terrorista del 11 de septiembre costó entorno a 800.000 $. Es evidente que el que nos ocupa ha superado con creces el millón de dólares sin que sonaran las alarmas.

La potente inteligencia de señales y comunicaciones electrónicas (SIGINT) de Israel tampoco aportó indicios del ataque. Sin duda se debió a una disciplina férrea de no utilización de teléfonos móviles, lo cual es muy difícil de conseguir, especialmente teniendo en cuenta el alto número de efectivos que intervinieron y el extenso proceso de decisión, planificación, adquisición de armas y ejecución. Esta disciplina de uso se extendió a los ordenadores personales desde donde tampoco se pudo obtener información. La inteligencia de imágenes (IMINT, GEOINT) de satélites, drones, tampoco detectó indicios, difícil de comprender, especialmente en cuanto a las actividades de instrucción y adiestramiento de HAMAS en los campos al efecto de Gaza.

El fallo más relevante, posiblemente, fue en la inteligencia humana (HUMINT), que demuestra una vez más que es fundamental para la obtención de información y un complemento totalmente necesario a los otros tipos de inteligencia arriba descritos. Disponer de fuentes colocados en los diversos escalones de la decisión, cuanto más alto mejor, es primordial para conocer las intenciones y los tiempos de cualquier organización, país etc. y además puede orientar al resto de tipos de inteligencia. El coste y riesgo es muy elevado, y más en una zona en conflicto permanente, pero es fundamental.

Funcionarios de inteligencia en EE.UU. han declarado que tras este ataque masivo por sorpresa, una luz roja se ha encendido en los sistema de inteligencia occidentales para prevenir acciones terroristas a gran escala, sugiriendo que nos encontramos a niveles pre-11 de septiembre, en cuanto a las capacidades reales para detectar amenazas terroristas. La tecnología ha aumentado considerablemente pero también las prevenciones, técnicas y procedimientos de las organizaciones y grupos terroristas.

Esperemos que los políticos, que establecen las prioridades y destinan los recursos necesarios para la prevención de estas acciones, entiendan el momento actual y escuchen los diagnósticos, les guste o no, y las propuestas de los servicios de inteligencia de los países para recobrar niveles se seguridad que prevengan este tipo de ataques.

  • Carlos Alonso Ausin es coronel retirado y exfuncionario de NN. UU. en Nueva York. Fue miembro de la División de Inteligencia del EMAD y del CIFAS.
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