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Imagen utilizada como promoción de la última película de Pablo Moreno

Imagen utilizada como promoción de la última película de Pablo MorenoFilmaffinity

Claret: el nuevo acierto de Pablo Moreno

Nuestro cinéfilo de cabecera desgrana la película del confesor de Isabel II de España, el santo Antonio María Claret; fundador de los claretianos y defensor de los oprimidos

El concepto `memoria histórica´ está muy bien. El problema es que, como ha ocurrido tantas veces con las grandes ideas, se lo ha apropiado cierta izquierda radical para convertirlo en arma ideológica y sectaria. Lo mismo ha sucedido con otros conceptos trascendentales, como `libertad´ o `derechos´. La `memoria histórica´ como tal es algo bueno y fundamental. No entendemos nuestro presente sin nuestro pasado, y no acertaremos en nuestro futuro sino aprendemos de nuestra historia. Precisamente hoy existe en España una inmensa carencia de memoria histórica, contrariamente a lo que proclama la propaganda gubernamental. Como ejemplo, basta echar una ojeada a los libros de textos escolares, redactados a la sombra de la Leyenda Negra y de todas sus falsedades.

En este sentido, gran parte de la filmografía del mirobrigense Pablo Moreno es una necesaria aportación a la memoria histórica. Memoria de los españoles en general, y memoria de los católicos en particular. Un Dios prohibido (2013) dio a conocer al gran público el martirio de los claretianos en Barbastro durante la Guerra Civil; Poveda (2016) nos lleva a la España de principios del siglo XX para contarnos la vida de san Pedro Poveda, su fundación de la Institución Teresiana y su martirio en la Guerra Civil; Luz de Soledad reconstruye el Madrid del siglo XX para narrar la vida de santa Soledad Torres Acosta.

Con Claret volvemos al siglo XIX y nos asomamos al controvertido reinado de Isabel II de la mano de su confesor, el obispo san Antonio María Claret (1807-1870). Y no es nada fácil adaptar al cine la vida de este santo español. La cinta, como no podía ser de otra manera, no solo se centra en su relación con la Reina, sino que también nos cuenta la juventud seglar de Claret, la fundación de la congregación misionera de los Hijos del Inmaculado Corazón de María –los claretianos–, o su etapa como arzobispo de Santiago de Cuba. El obispo Claret fue una figura muy maltratada por la prensa y sufrió la presión y el rechazo de muchos oligarcas y poderosos del momento.

Tráiler de la película Claret

El hombre que no sucumbió a las intrigas palaciegas

Aunque desde un punto de vista dramático hubiera sido más eficaz poner el foco del guion en un episodio concreto de su vida, el objetivo de este film es ofrecer un retrato general del santo, divulgar su historia, desde los años juveniles en que trabajaba como laico en Barcelona en una empresa textil hasta su fallecimiento en Francia, exiliado y perseguido, tras la abdicación de la Reina en su hijo Alfonso XII de Borbón.

Uno de los aspectos más interesantes del film es el énfasis de Claret en subrayar la clara separación entre la Iglesia y el Trono, en unos años tremendamente difíciles para España, a punto de inaugurarse la fallida primera república. El guion se cuida mucho de presentar a un Claret que, a pesar de ser confesor de la Reina, nunca sucumbió a las intrigas palaciegas ni cayó en la tentación de manipular a la monarca, algo de lo que muchas veces se le acusó. También es muy llamativo y conmovedor el retrato que hace de Isabel II –interpretada brillantemente por Alba Recondo–, habitualmente denigrada por muchos historiadores. Pablo Moreno no oculta sus errores, pero trata sus debilidades carnales con delicadeza y sentido cristiano, y encara con elegancia y buen gusto la pantanosa cuestión de quién fue realmente el padre del Príncipe de Asturias.

La puesta en escena es lujosa, con una impecable calidad visual y una magnífica dirección artística

Narrativamente, el guion juega con dos tiempos. Uno se sitúa en los años treinta del siglo XX, cuando Azorín investiga la vida de Claret y se la va relatando a su amigo Pío Baroja y a su esposa, Julia Guinda de Urzanqui; el otro, a modo de flashback, nos lleva a mediados del siglo XIX, y se centra en la biografía del arzobispo. La puesta en escena es lujosa, con una impecable calidad visual y una magnífica dirección artística de Sara Pérez y Carlos Moreno. Como curiosidad, señalamos que la película ofrece unos guiños a las otras películas del director. Así, nos encontramos con que la actriz Laura Contreras –protagonista de Luz de Soledad– tiene dos papeles, uno de los cuales es el de santa Soledad Torres Acosta, el mismo que en aquella película; Assumpta Serna –protagonista de Red de Libertad– tiene también dos roles, uno de los cuales –un cameo– es el mismo personaje de la citada obra, la madre Helena Studler.

En fin, una película entretenida a la vez que educativa, que ilustra nuestro pasado reciente, tan desconocido de nuestros jóvenes, y que nos recuerda que en la historia de la Iglesia hay muchas más luces de lo que nos quieren hacer creer.

Póster promocional de la aclamada película de Pablo Moreno

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