El sablazo tabernero
Las grandes beneficiarias de la ampliación del local, lo repito, son las cucarachas
Lo que siempre se ha llamado dar un sablazo, un timo, ahora se dice convocar un «crowdfunding». Suena mejor. Y el propietario de la taberna menos agradable de Madrid ha decidido ampliarla. Como es hombre de excelsa sensibilidad con el mundo animal, ha optado por agrandar el espacio de la taberna para que las cucarachas cuenten con más espacio para sus correrías. Antaño, el simple hecho de correr se decía correr. Después, lo mismo se llamó «footing», posteriormente «jogging» y en la actualidad «running». El dueño de la taberna es un adelantado a los tiempos, y ha creído conveniente dotar de más metros cuadrados su local para que las cucarachas dejen de correr por los suelos y paredes, y practiquen, gracias al «crowdfunding» , el «footing» el «jogging» y el running”. El problema era el dinero. Y el exquisito e higiénico dueño de la taberna ha procedido a dar un sablazo en inglés a sus entusiastas seguidores. Hasta ahora, según propio reconocimiento, ha recaudado más de 65.000 euros – antes de impuestos-, y su sueño podrá cumplirse sin problemas. El problema surge de la oportunidad del momento y del qué dirán.
Porque mientras sus arcas engordan con el sablazo en inglés, ha sido sorprendido viajando a Francia y Méjico. Y el periodista Vito Quiles ha insinuado que quizá, sin pasar del quizá, el dinero que los ingenuos han aportado para aumentar el parque de atracciones de las cucarachas, lo está utilizando en viajes y hoteles, lo que ha merecido la educada respuesta tuitera del singular empresario de hostelería. Una respuesta digna de un ex vicepresidente del Gobierno, profesor universitario, fundador de Podemos y expulsado de la política gracias a la patada electoral que le propinó Isabel Díaz Ayuso en las elecciones a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Una respuesta de diputado culto y moderado: « La gente nos seguirá dando dinero para la Garibaldi, y también para combatir a gentuza como tú. Cuida tus micrófonos y cuídate, cerdo fascista». Un modelo de respuesta serena y rebosada de buena educación.
Puede ser casualidad. Que con anterioridad a montar el sablazo en inglés a sus militantes y seguidores, ya tuviera los billetes de avión y las reservas hoteleras en París y Méjico. A mí no me cabe en la cabeza que un hombre de esa distinción y pulcritud económica se atreva a dar gato por liebre a sus fervorosos –y muy generosos–, financiadores. Por otra parte, su pareja de hecho y madre de sus tres hijos, percibe un dineral en el Parlamento Europeo, el refugio de los vagos profesionales, y del mismo modo que él le compró la casa de La Navata sin reparar en gastos, ella podría haberle ofrecido una parte de sus honorarios para llevar a cabo su proyecto sin necesidad de timar en inglés a sus empecinados tontuelos.
Pero el machismo del tabernero no admite préstamos de mujeres, y como su hidalguía le obliga, ha preferido sablear en inglés a mil, que hacerlo en español a su simpatíquísima esposa, o lo que sea, que en esos menesteres de papeles no me he metido nunca. Era frase preferida y reiterada del genial Antonio Mingote. «En asuntos de braguetas, nunca opines ni te metas».
Las grandes beneficiarias de la ampliación del local, lo repito, son las cucarachas, negras y rubias, que van a disponer de mucho más espacio para sus movimientos. Y eso me emociona. No me gustan las cucarachas, pero respeto a los que viven y comen entre entre ellas porque aman a todos los animales, sean mamíferos, peces, aves, reptiles o insectos.
Cuando escribo, el sablazo en inglés a punto está de rebasar los 70.000, mientras el dueño de la taberna vuela hacia Méjico para abrir más locales de la prestigiosa taberna en las tierras que liberó de los aztecas, don Hernán Cortés.
La Historia hay que contarla como fue.
¡Suerte con el «crowdfunding», emprendedor!