Ponencia Congreso Católicos y Vida Pública
Rémi Brague habla del perdón como la medida más efectiva para acabar con la cultura de la cancelación
El profesor emérito de la Sorbona, Rémi Brague, ha participado en el 23 Congreso Católicos y Vida Pública, donde ha abordado ‘¿La cultura de la cancelación o la cancelación de la cultura?’.
La segunda ponencia del Congreso Católicos y Vida Pública ha sido impartida por el profesor Rémi Brague, quien ha hablado sobre la cancelación de la cultura y la cultura de la cancelación. «Nuestra cultura actual está atrapada en una suerte de perversión del sacramento de la penitencia: tenemos confesiones por doquier y queremos que otros se confiesen y arrepientan. Sin embargo, no hay absolución alguna, no existe el perdón, por lo que tampoco existe ni la esperanza de una nueva vida ni la voluntad de tomar sus riendas. Ojalá podamos recobrar nuestra capacidad para perdonar». Con estas palabras, el historiador y profesor emérito de la Sorbona, ha finalizado su intervención en esta vigesimotercera edición, donde ha dado una perspectiva general sobre los riesgos en lo que podemos, también nosotros, incurrir al cerrar la puerta al diálogo y el perdón hacia aquellos que promulgan tesis cancelatorias.
Presentado por el director del Centro de Estudios Formación y Análisis Social (CEFAS) del CEU, Elio Gallego, quien ha señalado que «la conversación actual necesita libertad y verdad, una necesita de la otra», Brague, doctor Honoris Causa de la Universidad CEU San Pablo, ha recordado que «el pasado de la humanidad está marcado por los conflictos y las guerras», por eso, señaló que «una personalidad a la que una cultura A considere un héroe puede representar la encarnación del mal para una cultura B». A lo que añadió que «únicamente culturas que no existen y puramente imaginarias pueden ser totalmente inocentes».
En palabras de Brague, «lo que se denomina ‘cultura de la cancelación’ puede percibirse a primera vista como un fenómeno contemporáneo y que, por ende, pertenece al ámbito periodístico más que al filosófico». Añadiendo a su vez que «un análisis más detallado nos permite ver que estamos en la última fase (por ahora) de un largo proceso que empezó en la antesala de los tiempos modernos. No estamos viendo sino la espuma de una ola mucho más grande. La idea de hacer tabula rasa se remonta al siglo XVII, con el filósofo francés René Descartes. Este planeó desprenderse de los prejuicios de su infancia para construir un nuevo edificio de conocimiento cimentado sobre un terreno completamente nuevo».
Así, el filósofo ha indicado que, «siempre es más fácil destruir que crear algo de la nada», algo que nos debería enseñar «mostrar una cierta prudencia. Cuando tocamos lo que las generaciones anteriores han construido, deberíamos hacerlo con manos temblorosas. Solo Stalin afirmó que no le temblaría el pulso a la hora de decidir realizar una purga y enviar a la gente al paredón», ha señalado.