Papa Francisco: «Los pecados de la carne no son lo más grave»
El Papa Francisco ha defendido hoy al recién dimitido obispo de Paris, el cardenal Michael Aupetit, durante la rueda de prensa en el viaje de vuelta a Roma tras su visita a Chipre y Grecia
El Papa Francisco ha defendido hoy al recién dimitido obispo de Paris, el cardenal Michael Aupetit, asegurando que «aún no sabemos de qué se le acusa». Según el pontífice «se ha tratado de una falta contra el Sexto Mandamiento, pero no algo grave, de pequeñas caricias o masajes que hacía a la secretaria. Esta es la acusación. Se trata de un pecado, pero no de un pecado grave».
A juicio del Papa Francisco «los pecados de la carne no son los más graves. Los pecados de la carne son más leves que la soberbia o el odio... Aupetit es un pecador, como yo, como usted, como Pedro, el obispo sobre el que Jesucristo ha fundado la Iglesia. ¿Y por qué la comunidad de aquel tiempo aceptó un obispo pecador, que había renegado de Cristo? Era una Iglesia normal, acostumbrada a sentirse pecadora, humilde».
En la rueda de Prensa de regreso del viaje a Chipre y Atenas, el Papa Francisco se ha extendido sobre un argumento que siempre le ha preocupado: las habladurías. En el caso del ex obispo de París, el Papa asegura que «cuando los chismes crecen, crecen, crecen, y quitan la fama de una persona, ese hombre no podrá gobernar. Ha perdido la fama, no por su pecado, que es pecado, como el de Pedro, o el mío, sino por los chismes de las personas responsables de contar las cosas. Alguien a quien le quitan la fama así públicamente no puede gobernar. Y esto es una injusticia. Por eso he aceptado su dimisión, no sobre el altar de la verdad, sino sobre el altar de la hipocresía».
El Papa también se ha referido al cuestionado informe sobre los abusos en Francia, asegurando que «Cuando se hacen estos estudios debemos estar atentos para que se hagan en periodos temporales para no confundir el modo de sentir el problema». En este sentido considera que «los abusos de hace 70 años son una brutalidad, pero el modo como lo vivían ellos no es el mismo de hoy. Era la hermenéutica de encubrirlos, que por desgracia es el modo que se usa también hoy en la gran parte de las familias, en los barrios. Que nosotros decimos que no es correcto. Pero hay que interpretar…»
En la rueda de Prensa el Papa también ha insistido en denunciar el populismo de quienes en Europa insisten en levantar muros frente a los inmigrantes. Ha exigido a los políticos que antes de levantar un muro se pongan en el lugar del otro. «Piensa a cuando tú fuiste emigrante y no te dejaron entrar, cuando tú querías escapar de tu tierra y ahora tú construyes los muros. Esto ayuda, porque quien construye muros pierde el sentido de la historia, de la propia historia». El gran problema, ha sentenciado, es que «si no integras al inmigrante tendrás una ciudadanía de gueto».
La obsesión por aparentar
El Papa ha hecho estas declaraciones después de mantener un encuentro con jóvenes en el Colegio de las Ursulinas de Atenas. Allí ha recordado que la fe «no consiste en un conjunto de cosas que hay que creer y preceptor por cumplir. El corazón de la fe no es una idea o una moral, sino una realidad que no depende de nosotros: somos hijos amados por Dios».
Tras escuchar los testimonios de varios jóvenes, el Papa Francisco ha aconsejado seguir la máxima del Oráculo de Delfos. «¿Recordáis las famosas palabras que estaban incisas en el frontón del templo de Delfos? ‘Conócete a ti mismo’. Hoy corremos el riesgo de olvidarnos de quiénes somos, obsesionados por aparentar miles de cosas».