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Cuba Crucis

Cristianos Perseguidos

El calvario de ser creyente en la Cuba de los Castro

Nos adentramos en el documental Cuba Crucis, del cineasta Yoé Suárez, sobre las complicaciones que viven los fieles y religiosos es la isla controlada con puño de hierro por el clan Castro

En Cuba existe oficialmente la libertad de culto: un católico puede acudir a misa, un protestante al templo y un musulmán a la única mezquita que hay en la isla. Pero no libertad religiosa plena porque en la práctica no se pueden edificar nuevos lugares de culto, ni crear institutos de formación ni, por supuesto, les está permitido a las confesiones poner en marcha instituciones sus escuelas, universidades o centros de formación profesional que supongan una competencia al monopolio del Estado en materia educativa. Además, el acoso a consagrados se ha recrudecido en los últimos meses. Lo demuestran la dura detención que sufrió en julio el sacerdote camagüeyano Castor Álvarez Devesa o el hostigamiento sistemático que padecen sus paisanos Rolando Montes de Oca y Alberto Reyes. Por el lado protestante, y solo por citar un nombre, las autoridades llevan haciendo l la vida imposible al pastor Alain Toledano, a su mujer y a sus hijos.

Son todos estos abusos que el opositor, periodista y cineasta Yoé Suárez denuncia en «Cuba Crucis», su primer largometraje documental, que ha elaborado con la ayuda de una docena de amigos. «La idea fue mía y ocurrió a partir de una serie de videos que realicé junto a un amigo preguntándonos cómo la falta de libertades en Cuba, en todos los sentidos, afectaba a la plena vivencia de la fe», explica Suárez a nuestro diario. De ahí que decidieran complementar las entrevistas de los vídeos con otras historias que nos parecían muy interesantes y que reflejaban la situación de la libertad religiosa en Cuba. Todos empezaron a trabajar en octubre de 2020, en plena pandemia.

Por los 52 minutos de este documental –10 de ellos ofrecidos en abierto y en exclusiva para los lectores de El Debate–  intervienen opositores políticos, artistas, escritores, líderes religiosos, algunos creyentes y otros no, hasta un total de veinte voces en el que también destacan historias inspiradoras sobre individuos que, según Suárez, «hallaron en su fe maneras de levantarse ante los golpes de la tiranía socialista».

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