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Una monja camina por delante de la sede del banco Credito Artigiano

Una monja camina por delante de la sede del banco Credito ArtigianoGTRES

Dinero e Iglesia: ¿cómo se sostienen las entidades religiosas?

Las instituciones de la Iglesia y sus bienes materiales se sostienen gracias a su misión espiritual

La sociedad demanda cada vez más transparencia de las instituciones en un mundo en el que existen un mayor número de normas legales que regulan la actividad financiera de las entidades religiosas. «En la Iglesia hay cierta prevención a la hora de hablar de dinero, pero hay que hacerlo y con gente experta en la materia», afirma Antonio Olivié, periodista, corresponsal de El Debate y CEO de Rome Reports y mediador en el encuentro Garantizar la sostenibilidad: Inversión responsable de los fondos de las entidades religiosas organizado por el Centro Académico Romano Fundación (CARF). 

Son esas dos realidades, que afectan de lleno a la Iglesia –el aumento de los niveles de transparencia y de las normas legales– las que «atentan contra la sostenibilidad», según afirma el padre Cristian Mendoza, profesor de Church Management en la Pontificia Universidad de Santa Cruz de Roma. «Las instituciones de la Iglesia se sostienen por su misión. Sus bienes temporales son sostenibles por su relación con los bienes espirituales. Garantizar este sustento permitirá mantener la misión espiritual de la Iglesia en el futuro», explica el profesor. 

Una transparencia operativa

Las entidades religiosas han de saber comunicar porqué tienen los bienes que tienen y porqué no los utiliza como una institución financiera más. Dada la misión espiritual de la Iglesia casi toda la actividad y atención se da a atender a personas, «no a cumplir una serie de protocolos que para los ritmos de la Iglesia están cambiando muy rápidamente», argumenta Mendoza.

Ante esta misión primordial de las entidades e instituciones religiosas, han de aumentar su transparencia no solo en lo referido a los activos económicos o financieros, sino también a actividad pastoral, cultural y asistencial.

La hermana Yadira Olvida, ecónoma de la Congregación de Marta y María, explica que su caminar «no tiene todavía grandes proyectos de futuro, sino que vivimos en el día a día». Se trata de una orden muy joven. Nació en Guatemala en 1979 y llegaron a España en 1991. Dejar su país de origen, que económicamente presenta muchas dificultades, les ha hecho retroceder en su financiación. 

A parte de las residencias de ancianos y para niñas discapacitadas, también destinan parte de su presupuesto a las hermanas en formación en Guatemala. En total, Los miembros de esta congregación que se encuentran repartidos por Europa hacen su aportación para poder ir creando un fondo para el futuro. La clave para el sostenimiento de la congregación se encuentra, como explica la hermana Yadira, en pensar en el futuro aunque hoy sean todas jóvenes: «me sostengo de aquello que trabajé y también sostengo a mi congregación». 

El caso de los Agustinos Recoletos

Por su parte, Sergio Camarena, ecónomo de la orden de los Agustinos Recoletos. Esta congregación cuenta con más de mil religiosos, por lo que sus gastos de mantenimiento, alimentación y alojamiento son mayores que los de las hermanas de Marta y María.

Camarena recuerda el documento que hizo público en 2014 el Papa Francisco La economía al servicio del carisma y la misión, en el que uno de los puntos fundamentales es la profesionalización de la gestión de la economía en una orden o congregación. «El Santo Padre habla de establecer un consejo de patrimonio, para que no solo se vele por la economía, sino también por los bienes patrimoniales», explica el ecónomo. 

Desde su experiencia en el cargo en una orden con una tradición de más de mil años, afirma que «hay que establecer cantidades necesarias para que una congregación o una casa pueda tener lo necesario para subsistir, para la formación, para las obras pastorales, y la seguridad social de los hermanos más mayores». De esto habría de encargarse el consejo económico. Y por último, es necesario también una junta de inversiones, formada por profesionales que asesoren sobre a quién y con quién invertir el dinero de la entidad, porque estas inversiones también han de tener un sentido ético. 

Planificación a largo plazo

Desde el punto de vista opuesto, se encuentra David Alonso de Linaje, responsable de instituciones religiosas y entidades no lucrativas de Caixabank. De nuevo, cita el documento del Santo Padre, que ha sido lo que les ha ayudado como organización financiera a estructurar todos los servicios y todas las líneas de asesoramiento para las entidades de la Iglesia. 

«El eje central sobre el que ha de sustentarse una planificación financiera es un buen asesoramiento», explica Alonso. También comenta que en muchas ocasiones ha trabajado con entidades con unos presupuestos anuales muy detallados y estructurados, pero que no tenían un plan de financiación a muy largo plazo, a quince o veinte años. 

El consejo que da el responsable de instituciones religiosas de CaixaBank es trabajar hoy para no tener problemas en el futuro. Como confirman con sus testimonios la hermana Yadira y el padre Camarena, si se destina una cantidad establecida a los fondos comunes de la congregación, el esfuerzo económico a largo plazo será mucho menor, y permitirá tener un colchón para poder hacer frente a la jubilación de todos los hermanos y hermanas que hoy trabajan por los demás. 

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