Hacia una renovación cristiana de Europa
Quintana Paz y Marín: «La cultura `woke´ no entiende de agradecimiento ni perdón»
El arranque de la última jornada del Congreso Internacional del CEU ha abordado el progresismo como una ideología que condena a Europa a un callejón sin salida por sus propios fundamentos
Esta mañana ha tenido lugar en la Universidad San Pablo CEU de Madrid la última jornada del congreso internacional `Hacia una renovación cristiana de Europa´, organizado por CEFAS (Centro de Estudios, Formación y Análisis Social).
La mesa redonda que abordaba el progresismo, analizado bajo la premisa de «la ideología del suicidio en occidente», estuvo moderada por el profesor de Humanidades de la Universidad Francisco de Vitoria, Marcelo López Cambronero, quien hizo una extensa presentación de las tesis vinculadas a una forma política que está centrada en acabar con los preceptos y derechos que han hecho a Europa posible.
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El primero en entrar en la materia ha sido el profesor y escritor, Higinio Marín quien comenzó su intervención haciendo una definición preliminar del progresismo, entendiendo esta corriente como «la suspensión de toda antecedencia condicionante». «En todos los sentidos se puede entender que el progresismo es una revuelta triunfal contra el pasado, no sólo histórico, sino en todos los sentidos, una revuelta epistémica», subrayaba Marín, quien destacaba la pretensión de quienes encarnan el progresismo de «suspender las tradiciones, siendo el futuro el que tiene que dar forma al presente y no el pasado». «Todo aquel que no es un futurista convencido es un reaccionario, de forma consciente o inconsciente», señalaba el autor de Humano, todavía humano.
En una reivindicación del sentido común frente a las estructuras sustentadas en una dialéctica inane, en unas propuestas que se agotan ante los retos de Europa en la conquista del género neutro, el `todes´, Marín espera volver a las experiencias primigenias, al conocimiento, a reconocer el linaje de nuestra historia.
La victimización del individuo
Por su parte, el director académico de ISSEP en Madrid, el columnista y filósofo Miguel Ángel Quintana Paz, ha empezado señalando la importancia de abordar el concepto `woke´ como un amalgama de propuestas que buscan desvincular al hombre de su tradición, de sus convicciones naturales, de los sistemas de pensamiento con los que creció. Marcando distancias con la intervención en el día de ayer de Chantal Delsol, respecto a la nueva paganización que nos cerca una vez superada la cristiandad, Quintana Paz cree que estos planteamientos ideologizantes, en auge en la cultura occidental, no contempla «ni el perdón ni el agradecimiento».
Sin citar explícitamente a René Girard, ni sus mecánicas de violencia mimética o del chivo expiatorio, el antiguo profesor de la Universidad Miguel de Cervantes habló sobre el juego teocrático, de endiosamiento, que genera el victimizarnos al situarnos dentro de colectivos que se presentan a sí mismos como oprimidos y antitéticos a las propuestas que, supuestamente, han regido el mundo hasta la irrupción de estas voces pretendidamente disruptivas. La víctima que presenta la cultura `woke´, en contraposición con el papel de Cristo, víctima voluntaria para redimirnos a todos, la vemos especialmente en los medios de comunicación y redes sociales que buscan, tal y como se deduce de las palabras de Quintana Paz, en la necesidad de afecto en una comunidad cuyos dogmas imposibilitan estar abiertos a lo más consustancial de la vida en comunidad: estar agradecidos y sabernos necesitados del perdón del otro.
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