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Los ponentes de la última mesa redonda de la jornada inaugural del Congreso

Los ponentes de la última mesa redonda de la jornada inaugural del CongresoCEU

El CEU busca soluciones al declive europeo: «Estamos en guerra por las mentes, corazones y almas de nuestros hijos»

Alvino-Mario Fantini, José María Beneyto y David Engels abordaron en el congreso Hacia una renovación cristiana de Europa los retos y respuestas a la crisis

«Estamos en guerra por las mentes, corazones y almas de nuestros hijos», advertía el martes el director de la revista The European Conservative, Alvino-Mario Fantini, quien destacó la necesidad de construir soluciones alternativas. Esta búsqueda de salidas centró la última intervención del primer día del congreso Hacia una renovación cristiana de Europa, organizado por el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEFAS) de la Fundación Universitaria San Pablo CEU.

Se trata de un evento que se extenderá hasta el miércoles y que reúne en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo a intelectuales y políticos de países como España, Francia, Italia, Hungría, Polonia o Estados Unidos para reflexionar sobre la situación actual del catolicismo en Occidente. Con este ánimo, Fantini condujo una mesa redonda que contó con la participación de José María Beneyto, director del Real Instituto Universitario CEU de Estudios Europeos, y del historiador David Engels, profesor en el Instituto Zachodni de Poznan, en Polonia.

Un punto de inflexión

Espoleados por el marco que estableció Fantini –que celebró el relanzamiento de El Debate y pidió ponerse manos a la obra para «recristianizar Occidente»–, los dos ponentes abordaron los desafíos que enfrenta Europa. «Nos encontramos en un punto de inflexión civilizacional y de debilidad en Europa: la cuestión –apuntaba Beneyto– es si nuestro mundo será solamente post-europeo o también post-occidental».

El también catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales insistió en que, al retirar la referencia cristiana, «los famosos valores europeos se convierten en flatus vocis o en una tiranía de los valores». Como solución, se apoyó en Juan Pablo II y en Jürgen Habermas para reivindicar la alianza entre fe y razón: «Sin Jerusalén no es posible Atenas, y viceversa; fe y razón se retroalimentan», reflexionó.

En esta línea, señaló que para los cristianos es «una pérdida de tiempo» obcecarse en disputas internas, y valoró que todas las estrategias son válidas y pueden complementarse, de la opción benedictina al debate en torno a los intelectuales cristianos, pasando por la movilización de comunidades. «Lo que hiede no es el cristianismo –advirtió–, y la gente empieza a tener ganas de resucitar».

David Engels, durante su intervención en el Congreso Internacional del CEU

David Engels, durante su intervención en Hacia una renovación cristiana de EuropaCEFAS

«No se ha perdido la esperanza»

Por su parte, David Engels lamentó la «trágica autodestrucción de Occidente» y la evolución de la corrección política, «cada vez más opresiva». Diagnosticó que la era de los partidos tradicionales ha terminado y auguró un periodo de colapso y conflicto violento en muchos países europeos. «Pero –advirtió– no se ha perdido toda esperanza: cada vez está más claro que la solución no puede ser Keep Calm & Carry On».

Para Engels, la acumulación de conflictos –citó factores como el culto al consumo, la cultura de la muerte con el aborto y la eutanasia o el auge del transhumanismo– lleva «a una mayor concienciación de la sociedad». Propuso como solución lo que llamó hesperialismo, que definió como un esfuerzo político de unificación europea más allá de la burocracia de la Unión y de los nacionalismos y que busca una Europa leal a la tradición occidental.

El debate sobre la inmigración

Uno de los temas abordados en la mesa redonda que dividió a los ponentes fue el debate sobre la inmigración, que Fantini reconoció como «uno de los temas divisivos en la derecha». Por un lado, Engels destacó como punto central de este hesperialismo el control rígido de las fronteras e insistió en que no ve contradicción entre un enfoque estricto en esta área y los ideales cristianos.

Para Beneyto, por su parte, de la ética cristiana se deriva «cierta obligación ética» de ser hospitalario con los migrantes. «No entiendo –añadió– cómo se puede justificar una política de bloqueo basándose en estos principios éticos», y argumentó que aún estamos muy lejos de la sustitución por parte de otra cultura que muchos defensores del cierre arguyen para justificar el mismo.

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