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La viuda del antropólogo Mikel Azurmendi Irene Renart durante su intervenciónACdP

Jornadas Católicos y Vida Pública País Vasco

La conversión de Azurmendi: de ETA al amor de Dios en una «tribu» de cristianos

El testimonio póstumo del antropólogo donostiarra protagonizó la segunda sesión de las Jornadas Católicos de Vida Pública del País Vasco

Mikel Azurmendi no tuvo una vida en línea recta. Fue uno de los primeros miembros de la banda ETA y la abandonó en cuanto derivaron hacia la violencia. Fue hostigado por ello, pero se mantuvo firme: participó en la fundación del Foro de Ermua -del que fue su primer portavoz, aún a riesgo de su vida- y en la creación de la plataforma Basta Ya. Falleció el 6 de agosto de 2021, pero en sus últimos años su vida experimentó un giro radical: conoció a Jesucristo a través de una «tribu» que desencajó sus esquemas.

El testimonio de conversión de este antropólogo, profesor y traductor donostiarra centró la segunda sesión de las XVI Jornadas Católicos y Vida Pública del País Vasco, organizadas por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y que se celebran en el Palacio Euskalduna de Bilbao este fin de semana. Antes de fallecer, según apuntaron los organizadores en la inauguración, Azurmendi se había comprometido a asistir al evento.

Convertido el evento en homenaje póstumo, fueron su viuda, Irene Renart; el ex responsable del movimiento Comunión y Liberación en España, Ignacio Carbajosa, y la notario Carmen Velasco quienes glosaron la historia de Azurmendi. Una historia que comenzó a cambiar hace ocho años, en la cama de un hospital, cuando el intelectual escuchó al periodista Fernando de Haro en la Cadena COPE.

«Buscar la vida buena»

En aquel momento no supo ponerlo en palabras, pero algo movió un engranaje en su corazón. Más tarde -apuntaron los ponentes- sabría que fue la mirada cristiana del periodista al analizar la realidad. «Toda mi vida -explicaba Azurmendi en un vídeo emitido durante el evento- he buscado cuál es la vida buena; la Ilustración no me dio respuestas, Nietzsche no me dio respuestas… y en estas me doy de bruces con unas gentes que practican la vida buena, una vida absolutamente bella y entregada a los demás por amor».

Este encuentro fue el choque con los miembros de lo que llamaba cariñosamente «la tribu», el movimiento Comunión y Liberación. Tras su paso por el hospital se propuso cambiar de vida, retomó el contacto con un sacerdote y este -más tarde- le invitó a un encuentro de este carisma eclesial en Madrid. «Fue parte del infalible plan del Señor», recordaba Renart, que conoció a Mikel por aquel entonces y se enamoraron.

El encuentro con Comunión y Liberación fue otro revulsivo para Azurmendi: «Allí nos dijo ‘Voy a dejar de lado el trabajo que estoy realizando y voy a escribir un libro sobre Macario’, el chico voluntario que le trajo del hotel», comentaba, divertido, Carbajosa. Aquella intención se concretó en dos años de contacto creciente con el movimiento, primero para documentarse para un libro -acabaría siendo El abrazo, publicado en 2019-, pero luego esto se fue volviendo una excusa para juntarse.

El público durante las JornadasACdP

Lo que sorprendió a Azurmendi y Renart -recordaron los ponentes- fue el testimonio de amor constante. «¡Qué gente! ¡Qué vida! Se precisa de un encuentro con personas que te descalabran, te desconectan de lo que tú eras y te ponen frente a algo nuevo», confesaba el intelectual en el vídeo, grabado después de su conversión y su entrada en la Iglesia.

Entre lo que le conmovió profundamente están las familias de acogida que abren su casa a los niños que nadie quiere o los voluntarios que pierden su tiempo llevando comida y compañía a las personas sin hogar. «Vimos otra manera de vivir, una manera de vivir que era deseable y atractiva, y además era esperanza para el mundo», añadía Renart.