Entrevista a José Luis Retana
Obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo: «La familia no está siendo cuidada por el poder»
José Luis Retana deja Plasencia para ocupar bajo la figura in persona episcopi (en la persona del obispo) las diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo. Repasamos con él sus primeros meses al frente
El nuevo obispo de Salamanca y Ciudad Rodrigo, José Luis Retana, nos brinda una panorámica sobre lo que está aconteciendo en estas dos diócesis que pastorea desde el pasado mes de enero, sobre algunas de las principales cuestiones a atender en la Iglesia de hoy y sobre el reto de la familia católica en el contexto actual.
–¿Cómo están siendo sus primeros meses como obispo de Ciudad Rodrigo y Salamanca?
–Ciertamente es una tarea ardua. Los inicios no estuvieron exentos de dificultad. Pusimos un ritmo muy fuerte con el fin de llevarme a la visita ad limina una idea clara de la tarea que se me había encomendado. Se añadía la dificultad de tener las dos casas abiertas. Actualmente, la agenda está equilibrada. Es decir, hay que trabajar mucho, pero los diocesanos de Ciudad Rodrigo y de Salamanca han entendido que no puedo estar en los dos sitios a la vez, y lo facilitan.
–¿Cuáles son los principales retos que tiene por delante para lo que queda de curso?
–Hay que ser realista. Lo que queda de curso lo emplearé en visitar y conocer sacerdotes, delegaciones, religiosos (as), instituciones. Situarme correctamente, de modo que esté en grado de tomar las decisiones acertadas.
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– ¿Se podría haber gestionado mejor la «sede vacante» de Ciudad Rodrigo? ¿Qué problemática subyacía ahí para haber estado 3 años con Burillo como administrador apostólico y no un obispo titular? ¿Teme que pueda ocurrir lo mismo en Plasencia, su anterior diócesis?
–Pues no lo sé si se podía haber gestionado mejor. Yo imagino que habrán existido dudas sobre la mejor solución para que don Jesús García Burillo haya estado tres años. Ciertamente, don Jesús se encuentra muy bien, y su estancia en Ciudad Rodrigo habrá permitido dar tiempo al estudio de la solución.
En modo alguno Plasencia está en el mismo caso. Es una diócesis que tiene 300 Km. de arriba abajo, con 270.000 habitantes. Yo creo que nunca se ha barajado la posibilidad de pastorear esta diócesis así.
–¿Es sostenible una Iglesia con el proceso de secularización tan fuerte que estamos viviendo? Según los datos de la memoria correspondiente a 2020, en Salamanca hubo 41 matrimonios…
–En verdad estamos en una sociedad que en gran medida vive al margen de la fe. Pero la Iglesia no la llevamos nosotros ni la sostenemos nosotros. El Señor estará con nosotros hasta el fin del mundo.
De todos modos, por los motivos que todos sabemos, de la grave influencia de la pandemia, los datos del 2020 no pueden ser el criterio para enjuiciar la vitalidad de la Iglesia, igual que el número de fallecimientos de ese mismo año, no son los habituales.
–¿Qué esfuerzos hay que llevar a cabo en la pastoral familiar? ¿Podemos componer una comunidad sólida diluyendo la figura paterna?
–La pastoral familiar es esencial para la vida de la sociedad y de la Iglesia. Yo creo que se está trabajando bien cuidando la familia: preparación para el matrimonio, ayuda y protección a la vida, proyecto Raquel para ayudar a ¨sanar¨ a personas que han intervenido en un aborto, puesta en marcha de los Centros de Orientación familiar.
La familia, que es la institución más importante de la sociedad, ciertamente no está cuidada y sostenida por las instancias de poder. Existe además mucha confusión. Se podrá aceptar y acoger con respeto todas las uniones y tipos de familia. Pero en la familia, todos tienen su papel. Y la solidez de la misma se diluye tanto faltando la figura paterna como la materna.
–Conversando con Joseba Segura, obispo de Bilbao, responsable del secretariado para el sostenimiento de la Iglesia, le preguntábamos sobre las diferencias tan notables que hay en los números de una memoria de actividades a otra de año en año. ¿Cómo se puede trabajar en un sistema más armónico y fiable?
–Como decía Monseñor Joseba, en el momento actual ahora se están proporcionando unos datos cada vez más reales y contrastados. Nuestra diócesis trabaja con el último Plan General de Contabilidad existente en la actualidad, y gestionado por personas altamente cualificadas, que imagino es semejante a todas las diócesis.
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–¿Cuál es la aportación que Ciudad Rodrigo y Salamanca está haciendo y va a hacer al camino sinodal? ¿Qué Iglesia le gustaría que quedase después de 2023?
–Pienso que en las diócesis de Ciudad Rodrigo y Salamanca se está trabajando bien en el camino sinodal. No han faltado los problemas: aún hay gente que se resiste a reunirse por miedo o precaución, y no todos están siendo entusiastas en este camino.
De todos modos, tenemos muchos grupos trabajando en las dos diócesis. En Salamanca, 140 grupos, unos 40 en Ciudad Rodrigo, y muchos que están contestando personalmente on-line. En Ciudad Rodrigo pasan de cien las personas que lo han hecho personalmente.
La Iglesia que quedará es la Iglesia de Jesucristo, que la guía el Espíritu Santo. A mí me gustaría una Iglesia orante, fraternal, cercana a los hombres de nuestro tiempo y con honda sensibilidad hacia los más pobres.