Fundado en 1910

El sacerdote Alberto Frigerio interviene en las II Jornadas de Estudio sobre Luigi GiussaniACdP

II Jornadas de Estudios Internacionales Giussani

Juan Pablo II y Luigi Giussani, una «extraordinaria sintonía»

El sacerdote italiano Alberto Frigerio analizó la relación entre el pontífice polaco y el fundador del movimiento Comunión y Liberación

El Papa Juan Pablo II y el fundador del movimiento Comunión y Liberación, Luigi Giussani, son dos de los nombres que más marcaron la vida de la Iglesia en la segunda mitad del siglo XX. El sacerdote Alberto Frigerio, profesor de Ética de la Vida en el Istituto Superiore di Scienze Religiose de Milán, abordó este viernes las coincidencias personales y teológicas entre ambos, en el marco de las II Jornadas Internacionales de Estudio sobre Giussani.

El evento, que coincide con el centenario de su nacimiento, explora los vínculos del fundador de Comunión y Liberación con cuatro pontífices: san Pablo VI, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Se celebra hasta el sábado 2 de abril en la Universidad CEU San Pablo, y está organizado por Ediciones Encuentro, la Asociación Católica de Propagandistas y la Asociación Universitas.

Presentado por el también sacerdote –y escritor– Gabriel Richi, Frigerio destacó que entre el pontífice polaco y el sacerdote lombardo hubo «una extraordinaria sintonía de temas y pensamiento, pero también de acentos y temperamento». Su primer encuentro en Polonia fue en 1973 -cuando Karol Wojtyla aún era arzobispo de Cracovia-, y más tarde, como Papa, san Juan Pablo II recibió a Giussani en audiencia en numerosas ocasiones.

La fe y la belleza

El también profesor de Religión en el Centro de Formación Profesional In-Presa en Carate Brianza destacó la conexión de sus personalidades, en aspectos como la afición por el teatro y la música. Para ellos, no obstante, el gusto por el arte y la belleza no se reducía al placer, «sino que estaba dirigido -apuntó- a captar las huellas de Dios en el ánimo humano».

Frigerio señaló que los dos hombres coincidían en la importancia que daban a la relación entre fe y cultura, entendida –en palabras del Papa– como «el modo específico de existir y ser del hombre». Ambos entendían que la fe cristiana no está ligada a una única cultura, sino que está llamada a inspirar e impregnar todas. Además, prosiguió el estudioso en la figura de Giussani, consideraban que una fe que no se tradujese en cultura y en obras concretas resultaba incompleta.

Para el ponente, esto refleja otra «profunda afinidad» entre ambas personalidades: la teológica. «Los dos compartían una visión cristocéntrica, según la cual el acontecimiento de Cristo aclara todos los aspectos y circunstancias de la vida», insistió. La fuente de la moralidad –entendían también ambos– nace asimismo del acontecimiento del encuentro con Cristo.

Además de estas sintonías personales entre los dos personajes, Juan Pablo II fue el Papa que dio reconocimiento pontificio al movimiento de Comunión y Liberación, en 1982. Fue, también, el pontífice que favoreció la conversación sobre los movimientos eclesiales tras el Concilio Vaticano II. La comunión con la Iglesia constituye también –señalaba Frigerio– uno de los pilares de la propuesta de Giussani: el italiano consideraba que la comunidad es «el ámbito en el que el Señor alcanza a la persona y la hace partícipe de su vida».