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La falta de formación, las deudas contraídas durante la movilidad entre países o el aislamiento, son algunas de las causas denunciadasEFE

Las adoratrices ponen el grito en el cielo por la trata de seres humanos

La entidad ha compartido en un webinar sus proyectos y experiencias en Iberoamérica y España en la lucha contra esta grave vulneración de derechos

El silencio de las administraciones, la complicidad de los clientes, el sufrimiento de los que lloran después de recoger unos billetes y enjuagarse la boca. Las víctimas de trata siguen estando en el corazón de la Iglesia.

Las religiosas adoratrices, a través de una iniciativa de cooperación internacional que, con el apoyo del Ministerio de Asunto Exteriores, Unión Europea y Cooperación, pretende aprovechar la amplia red adoratriz presente -entre otros lugares- en Iberoamérica y Europa para analizar la situación actual de las víctimas de trata y articular medidas conjuntas que contribuyan a informar, prevenir y proteger los derechos de las mujeres y niñas que sean o puedan ser víctimas de cualquier forma de explotación.

Trata o la esclavitud moderna

La trata de personas es «una de las más graves vulneraciones de derechos y muchas veces permanece invisible ante la ciudadanía, es por ello uno de nuestros propósitos crear conciencia y denunciar las condiciones de esta forma moderna de esclavitud», señaló Antonia López, superiora provincial de las adoratrices en Europa y África, durante la apertura del encuentro virtual. Un objetivo en el que coincidió su homóloga en la provincia de América, Grabiela Valot, quien incidió en cómo «la COVID-19 ha cambiado el escenario e influido en los contextos migratorios».

Precisamente, responsables de las adoratrices en la frontera de Bolivia, Perú y Brasil expusieron ante el casi centenar de participantes en el webinar las distintas realidades de cada uno de los lugares, así como de las mujeres que son atendidas a través de los proyectos.

La hermana Marha Rodríguez, aprovechó la ocasión para hablar del fenómeno migratorio que ha sufrido Venezuela en los últimos años. La falta de acceso a recursos económicos o la ausencia de información han sido factores, a ojos de esta religiosa, lo que ha provocado un incremento de la trata en el país. «Venezuela ha pasado de ser receptor a ser origen de la trata, siendo la migración caldo de cultivo de la misma». Ante esto, Rodríguez ve como necesario «fortalecer alianzas con la sociedad civil, las organizaciones y las instituciones públicas para visibilizar esta vulneración de derechos y trabajar en la prevención».

Por otro lado, Carmen Sarmiento, psicóloga en el Proyecto Frontera de Cúcuta, localidad fronteriza entre Venezuela y Colombia, ha coincidido a la hora de señalar los riesgos que se producen en zonas de tránsito y alto flujo migratorio como son aquellas desde donde trabajan. «El uso de pasos informales, el trabajo sin regulación o la carencia de una red de apoyo son factores que ponen en riesgo de sufrir explotación a las mujeres que cruzan la frontera» y apeló por ello a la colaboración con otras entidades como la que adoratrices llevan a cabo en esta zona.

Begoña Requejo, responsable de la intervención adoratriz en la triple frontera entre Bolivia, Perú y Brasil, denunció la falta de implicación de las instituciones públicas, de grupos de apoyo y la soledad de muchas mujeres que están viviendo situaciones de violencia, poniendo como ejemplo la acción de la Iglesia católica quien busca «la implicación de los poderes públicos y se ocupa de la atención de las necesidades básicas de las personas migrantes».

Por parte de la obra social adoratriz en España, fue Margarita García la encargada de hacer una exposición sobre las lecciones aprendidas y las buenas prácticas a través de su labor diaria durante más de dos décadas en la promoción de las mujeres víctimas de la trata con fines de explotación y de informar y sensibilizar sobre esta forma de esclavitud.

García señaló la necesidad de estar siempre en alerta porque «hay que tener cuenta los distintos modus operandi que utilizan los tratantes, porque no siempre son la violencia extrema y el abuso, a veces es la manipulación y el engaño, lo que hace más difícil de detectar estos delitos por parte de las fuerzas de seguridad e incluso por las posibles víctimas». La responsable del servicio de detención e identificación del Proyecto Esperanza, en el que están enmarcadas estas iniciativas, expuso también algunos casos reales en de buenas prácticas e intervenciones donde la colaboración transnacional entre adoratrices América-Europa que evitó la comisión de este tipo delitos.

Para la difusión de mensajes de prevención y protección de los derechos de las mujeres ante la trata, María Luisa Puglisi, delegada de Acción Liberadora de la Provincia Europa-África cerró el encuentro. María Luisa Puglisi destacó, tal y como se recoge en el comunicado, el trabajo desarrollado para «generar debate» que permita «la denuncia y conciencia ante los poderes públicos del fenómeno de la trata, que es un problema global en el que nuestras sociedades deben estar cada vez más implicadas». «Hemos conseguido visibilizar el trabajo que se hace desde distintos perfiles y enfoques, y hemos contribuido a nuestro caminar al lado de otras mujeres para conseguir vidas libres de violencia», concluyó María Luisa Puglisi.