Los obispos apelan a «la memoria» para reivindicar el papel de las familias
Después de haber abordado lo que la Iglesia hace en materia educativa, para promocionar la religiosidad, en esta primera semana de Pascua bucean sobre la familia y su rol fundamental en nuestra comunidad
La Iglesia comienza en este mes de abril su proyecto #HazMemoria. Durante doce semanas, los obispos españoles quieren devolver a nuestra memoria lo que es la vida de la Iglesia en los más variados ámbitos de su trabajo diario: desde el anuncio del Evangelio a la actividad socio sanitaria; desde la acogida a los enfermos a la catequesis de niños y jóvenes; desde la celebración de la eucaristía a la compañía a presos o mujeres abandonadas.
Tal y como viene recogido en las sucesivas memorias de actividades que cada año la Iglesia comparte con la ciudadanía para que se conozca a dónde destinan los recursos que la institución dispone, centenares de miles de personas, desde su compromiso cristiano, entregan lo que tienen para el bien de todos: su tiempo, sus capacidades, sus donativos, sus bienes,… incluso la vida entera.
Es por ello que cada semana, desde la Conferencia Episcopal recuerdan algunas de las realidades atendidas y promocionadas por las distintas instituciones que componen la Iglesia. Después de repasar el trabajo en materia educativa y sobre la religiosidad, es turno de abordar la familia.
Entrevista a la secretaria general de Cáritas Española
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«Todas las instituciones sufren, en este tiempo, los cambios fuertes y las transformaciones profundas y rápidas en la sociedad y en la cultura», señalan desde la página #HazMemoria. La familia, como bien indicaba Natalia Peiró, directora nacional de Cáritas Española, es la comunidad que «los padece de un modo más íntimo» pues, en muchos casos, esas transformaciones se dirigen a modificar su esencia ampliando su definición. «Cuando todo es familia, nada es familia», remarcan desde la CEE. Es por ello que la Iglesia, como madre, como familia de familias, es consciente de que el matrimonio y sus frutos es uno de los bienes más valiosos de la humanidad. Su aportación, insustituible, en la defensa de una serie de valores para estar en el mundo, hace que la institución católica apoye, promocione y sostenga todas aquellas iniciativas destinadas a asentar a las familias.