El Papa Francisco recibe hoy a un Orbán al que evitaba antes de la guerra
La invasión de Ucrania ha alterado los equilibrios internacionales, también en el Vaticano. El Papa Francisco recibe este jueves, por primera vez en visita oficial, al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán
Aquel al que lleva evitando durante años debido a sus propuestas anti-inmigración, compartirá una audiencia privada con el Papa Francisco. ¿El motivo? Hungría ha recibido a más de 620.000 refugiados ucranianos en estos meses y mantiene un cierto contacto con Putin, que puede ser clave para el diálogo.
En Budapest aún se recuerda el tira y afloja de la presencia del Papa en el Congreso Eucarístico Internacional del pasado mes de septiembre. Pocos días antes de visitar la capital del país, el pontífice declaraba que no sabía si encontraría al primer ministro, ya que no era una visita oficial. Francisco no quería una foto con quien consideraba uno de los paladines de la oposición a la acogida de inmigrantes en Europa. Al final, el encuentro se resolvió de forma fría, en menos de 40 minutos y con varios miembros más del gabinete. Además, tras clausurar el encuentro eucarístico, después de unas pocas horas en el país, el Papa se marchó directamente a Eslovaquia, donde permaneció varios días y visitó distintas ciudades. Una comparación que dejaba clara las preferencias.
Agradecimiento a los «contrarios»
La situación internacional ha cambiado radicalmente desde entonces. El Papa Francisco ha agradecido públicamente el papel de los países fronterizos en la acogida de los refugiados ucranianos. De hecho, hace pocos días ha recibido al presidente de Polonia y ahora lo hace con el primer ministro de Hungría, dos países que políticamente no compartían las exigencias del pontífice.
El Papa Francisco ve en Viktor Orban, cristiano calvinista, un posible aliado para frenar la violencia de Putin. El hecho de que su país no haya participado en el envío de armas a Ucrania y no esté de acuerdo con las sanciones internacionales a Rusia le permite mantener un canal abierto con el Kremlin. El pontífice está convencido de que la guerra no terminará gracias a la escalada de armamentos y al envío de más material bélico a la zona, sino por el diálogo y la diplomacia. Por ello trata de mantener cauces de relación con autoridades políticas y religiosas, sin condenar explícitamente a nadie.
Por parte de Orban, elegido recientemente para un cuarto mandato consecutivo, es importante encontrar al Papa para despejar la imagen de ‘apestado’ en Europa. De hecho es su primer desplazamiento internacional en esta legislatura. El que Hungría haya aceptado formalmente a 620.000 refugiados ucranianos en los últimos meses pone en riesgo toda la estructura social y económica del país, sobre todo si el conflicto se prolonga en el tiempo. Hungría necesita aliados, necesita respaldo internacional para afrontar esta crisis humanitaria.
En el lado positivo del ejecutivo de Orban en estos últimos años está la defensa y promoción de la familia. La concesión de ayudas económicas por cada hijo o en la compra de coches o vivienda para familias numerosas ha sido clave para cambiar la tendencia de natalidad. Es algo de lo que están orgullosos y defienden como parte del respeto a la tradición y los valores cristianos.
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La ministra de Familia que puso en marcha esas buenas prácticas, Katalin Novak, ha sido nombrada presidente de la República. Una prueba de la eficacia de su labor y la popularidad de las medidas pro-familia. En su discurso de candidatura para la presidencia, Novak ya consideró que «esta guerra iniciada por Rusia es incomprensible e inexplicable» y la calificó como «un nuevo virus devastante» tras la pandemia.
Tras el encuentro de este jueves no están previstas declaraciones a la Prensa por parte de Orban. La diplomacia en tiempos de guerra se mueve con discreción. Veremos si viene acompañada por frutos.