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Mujeres celebran la decisión de la Corte Constitucional de aprobar la despenalización parcial del aborto, permitiendo la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 24 semanas, hoy en Bogotá (Colombia)

Mujeres celebran, antes de las elecciones, la decisión de la Corte Constitucional de aprobar la despenalización parcial del abortoEFE

Los obispos colombianos se reúnen con los candidatos presidenciales: «Que la transición sea pacífica»

El cambio político puede suponer un cambio sustancial en el peso de la Iglesia colombiana

Hace un par de meses conocíamos la noticia de que los obispos colombianos condenaban la decisión de la Corte Constitucional de este país, que votó la despenalización del aborto hasta la semana 24 de embarazo. La decisión, provocada por las organizaciones abortistas y feministas que con el pretexto de proteger la vida y la salud de las mujeres, lo que ha generado es que se pueda abortar a niños de 6 meses.

Con esta medida como una de las últimas que ha puesto contra las cuerdas a la institución católica, después de haber formado parte activa en los procesos de democratización, pacificación y crecimiento social de Colombia, se desarrollan unas nuevas elecciones presidenciales donde los obispos han tomado la iniciativa y conocido a cada uno de los políticos que esperan a hacerse con el poder de uno de los países más importantes en la geopolítica hispanoamericana y donde la violencia indiscriminada ha formado parte de su historia más reciente.

Tal y como recoge la Agencia Fides, Héctor Fabio Henao Gaviria, delegado de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) para las relaciones Iglesia-Estado, ha presentado el balance de los encuentros que se han celebrado entre los representantes del episcopado colombiano y los ocho candidatos a la Presidencia de la República. En un momento crucial de la historia de la nación, caracterizado por los graves problemas sociales, los obispos colombianos han pedido «el fortalecimiento del sistema democrático y el compromiso común con el desarrollo integral de toda la población». Tras las elecciones legislativas del 13 de marzo, la primera vuelta de las elecciones presidenciales está fijada para el 29 de mayo.

En su última comparecencia ante la prensa, Henao ha destacado cuatro aspectos relevantes que han surgido de estos diálogos. El primero de ellos, según la nota de la CEC, disponible en su página web, es que «los ciudadanos están invitados a ejercer el derecho al voto de manera consciente, libre e informada, apoyando propuestas que busquen el bien común, el respeto por los derechos humanos y apunten a la unidad». Luego se ha puesto de relieve que durante la contienda electoral se hace necesario el «fortalecimiento de un ambiente democrático, orientado por el respeto frente a las propuestas políticas y al rechazo a los discursos de odio, venganza e intolerancia, que se convierten en legitimadores de violencia».

Protestas sociales en Colombia

Protestas sociales en Colombia

«La palabra como herramienta básica»

También se ha puesto de manifiesto la importancia de comprender el diálogo social diverso e informado como la vía para el trámite de conflictividades. «La palabra es la herramienta básica de la política, como recurso para establecer lo que conviene a la ciudadanía, y como vehículo de diálogo y pluralidad para el desarrollo de los territorios». Por último se ha invitado a los funcionarios públicos a que se abstengan de participar en política, «pues esta práctica debilita la confianza frente a las garantías de las campañas y del avance hacia unas elecciones justas, cuyos resultados deben corresponder a la voluntad de los ciudadanos sin ningún tipo de interferencia».

«La Iglesia lo que está llamando en el diálogo con los candidatos es a que se garantice que la transición de este gobierno al próximo sea pacífica y democrática – señala la nota de la CEC -. Queremos enfatizar que lo que está de por medio es la legitimidad de las instituciones y del Estado». Henao Gaviria añadía: «El bien común, el desarrollo integral y el trabajo por los más necesitados, debe ser el motor que nos mueve para seguir trabajando por una Colombia en paz y reconciliada, en donde la unidad prevalezca sobre la conflictividad, entendiendo que como sociedad estamos en la misma barca».

El desangro de capitales, la corrupción institucional, la tensión con las FARC y la imagen de ser los grandes productores y exportadores de sustancias nocivas al mundo entero, son cuestiones a las que la Iglesia quiere ofrecer sus respuestas y su historia centenaria en la región, donde su influencia ha sido imprescindible en todos los estratos (políticos, económicos, religiosos, literarios y sociales), para resolver una de las pelotas calientes que Hispanoamérica tiene encima de la mesa: Colombia.

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