80 aniversario de su muerte
Santa Edith Stein: de las cátedras de filosofía a las cámaras de gas de Auschwitz
Judía de nacimiento, Edith Stein es Copatrona de Europa, y hoy se celebra su fiesta en la Iglesia Católica
Corría finales del siglo XIX, con la guerra franco-prusiana finalizada y Napoleón en decadencia, nacía el 12 de octubre de 1891 Edith Stein. Nació en Breslau, en la actual Polonia, siendo la pequeña de una familia de tradición profundamente judía. Ese día, la familia hebrea celebraba la fiesta de Yom Kipur, día de la expiación.
La infancia de Edith está marcada por la temprana muerte de su padre, tras la que su madre tuvo que hacerse cargo de los hijos y toda la hacienda familiar. Edith era brillante en la escuela, que para ella era su segunda casa. Su incansable curiosidad le llenaba la cabeza de preguntas, a las que ella no encontraba respuestas a través de la educación, pero tampoco por medio de la religión. Es por esto que perdió su fe en Dios: «Con plena conciencia y por libre elección dejé de rezar».
Estudió germanística e historia en la Universidad de Breslau, aunque su verdadera pasión era la filosofía. En 1913, cuando llevaba solamente dos años de carrera universitaria, Edith Stein asistió a las clases de Edmund Husserl, en Gottinga. En ese momento el padre de la fenomenología sostenía que la filosofía era un auténtico viaje hacia lo concreto. Stein no dudó en convertirse en su discípula. Allí también tuvo la oportunidad de conocer a Max Scheler, profundamente católico.
Tras el comienzo de la I Guerra Mundial, Edith trabajó durante seis meses como voluntaria de la Cruz Roja en los hospitales militares del Ejército de su país. Finalizada la Gran Guerra, un encuentro con la viuda de un viejo amigo marcó el inicio de su conversión: la paz con la que esta mujer sobrellevaba un dolor tan inmenso como la pérdida de su marido, dio un vuelco al alma de Edith. En 1921, la lectura del Libro de la Vida, de Santa Teresa de Jesús, en una sola noche, puso fin a su «larga búsqueda de la verdadera fe», y recibió el bautismo el 1 de enero de 1922.
A pesar de sus deseos de entrar en el Carmelo, acepta ser profesora de alemán e historia en el Instituto y seminario para maestros del Convento dominico de la Magdalena de Espira, hasta Pascua de 1931. «Durante el período inmediatamente precedente y también bastante después de mi conversión... creía que llevar una vida religiosa significaba renunciar a todas las cosas terrenas y vivir solamente con el pensamiento puesto en Dios. Gradualmente, sin embargo, me he dado cuenta de que este mundo exige de nosotros otras muchas cosas», decía la santa.
Escribió numerosas obras filosóficas y dio conferencias por numerosos lugares del mapa europeo, convirtiéndose así en una de las mayores pensadoras del siglo XX. El 14 de octubre de 1933, Edith Stein entra en el monasterio de las Carmelitas de Colonia. «Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen aún más cercano; y esto porque nuestra profesión es la de dar cuenta de todos a Dios » dejó escrito. Durante sus años en el Carmelo no dejó de escribir. Entre sus obras de esta época destacan De la vida de una familia judía y Juan de la Cruz, El místico doctor de la Iglesia, Con ocasión del cuatrocientos aniversario de su nacimiento, 1542-1942.
Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen aún más cercanoPatrona de Europa
La II Guerra Mundial había estallado y no era un secreto que los nazis de Hitler estaban realizando una auténtica cacería de los judíos. El 2 de agosto de 1942, la Gestapo irrumpe en su convento. Ella, junto con su hermana Rosa, son trasladadas con otros muchos judíos convertidos al catolicismo al campo de concentración de Westerbork.
La mañana del 7 de agosto, las dos religiosas son llevadas en tren a Auschwitz. El 9 de agosto de 1942, Edith Stein es asesinada en las cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz.
Juan Pablo II la beatificó en Colonia, el 1 de mayo de 1987. Tras la curación de una niña, diagnosticada de un irreversible daño hepático, fue canonizada el 11 de octubre de 1998. Un año más tarde, fue proclamada Patrona de Europa por san Juan Pablo II.