Roma se prepara para dar el último adiós a Benedicto XVI
Los fieles se congregan en la Plaza de San Pedro tras el fallecimiento de Benedicto XVI. «Permanecerá para siempre en nuestra memoria y corazones», reconocen a El Debate
Última tarde del año en Roma. Fieles y turistas se agolpan en los controles de acceso a la Plaza de San Pedro. Faltan pocos minutos para que dé comienzo la tradicional misa de fin de año en la basílica. En el rostro de los presentes, la alegría por lo señalado de la jornada se entremezcla con un profundo pesar ante la reciente noticia del fallecimiento del Papa emérito Benedicto XVI.
Petra, originaria de Múnich (Alemania), ha acudido a la Ciudad del Vaticano para rendir homenaje a su vecino más ilustre. «Es una gran pérdida. Ha sido un Papa muy bueno; una persona que ha enseñado tanto y ha hecho historia, y como ha dicho el Papa Francisco, ha trabajado en silencio por la Iglesia», afirma.
Petra asegura sentirse conmocionada con su pérdida, y lamenta no haber tenido la oportunidad de conocerlo personalmente durante su mandato como arzobispo en la ciudad bávara. «Mis familiares me cuentan que hoy han resonado todas las campanas de Múnich en su honor. Siempre es triste que una persona se vaya del mundo en un periodo de fiesta, pero al mismo tiempo él ha terminado una vida terrenal, y permanecerá para siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones», sentencia.
En el exterior de la basílica de San Pedro también se encuentra Giuseppe della Rocca, que ha acudido por primera vez con su esposa a presenciar la misa de final de año su vida tras enterarse del fallecimiento del Papa emérito.
Personaje histórico de nivel
Giuseppe califica a Benedicto como «un personaje histórico de altísimo nivel», y aplaude especialmente su decisión de dar un paso al costado, una elección que «supuso un verdadero acto de honestidad, sentando un precedente que ha creado escuela y que seguramente seguirá el actual Papa».
Para Carlo Pompili, un abogado romano que observa con interés la intervención del Papa Francisco desde una pantalla, Joseph Ratzinger era «un Papa muy popular entre los fieles, aunque un poco menos entre la prensa» que «representaba el verdadero espíritu del Concilio Vaticano II».
Carlo reconoce a El Debate que «la noticia de su fallecimiento no me ha pillado por sorpresa, ya que Benedicto XVI tenía 95 años y era conocido que se encontraba mal». Aún no sabe si podrá acudir a su capilla ardiente, ya que «depende también de la gente, ya que cuando murió Juan Pablo II era imposible llegar, ya que había 17 horas de fila».
El sol se empieza a poner en el cielo de Roma, y Jorge, originario de Perú, da un último paseo frente al imponente complejo arquitectónico en el corazón de Roma.
«Tenía previsto desde hace tiempo acudir a la misa de esta tarde, que resulta más especial si cabe ante la muerte del Papa emérito. A mí me gustaba mucho su forma de ser, era muy firme en su pensamiento y siempre pensé que podía influir mucho en la dinámica actual del mundo. Creo que tenía muy buenas intenciones, pero quizás al final no se sintió capaz de poder administrar o manejarlo todo», reconoce.
Por ello, espera que «el Papa Francisco tenga la fuerza y la influencia del Papa Ratzinger para que pueda manejar esta situación tan difícil a nivel mundial que tenemos hoy día. Parece que estamos en un polvorín, y que con una chispa más se va a encender el mundo».