Vivir a Cristo entre los seminaristas de Benin, esa aventura que merece la pena vivir
El padre Giovanni Benetti relata la experiencia que vive entre los jóvenes seminaristas del Centro de Calavì, en la periferia de la gran ciudad de Cotonú, al sur del país
El padre Giovanni Benetti relata la experiencia que está viviendo entre los jóvenes seminaristas del Centro de Calavì, en la periferia de la gran ciudad de Cotonú, al sur de Benin.
Los países de origen de los 37 seminaristas actualmente presentes en el Centro Brésillac de Calavi son Nigeria, Ghana, Kenia, Tanzania, Togo, Costa de Marfil, Angola, Liberia, Zambia, R. D. del Congo, Benin, India. Hay 5 sacerdotes formadores SMA, de los cuales 1 es de India, 2 de Nigeria, 1 de Polonia y 1 de Italia.
«A principios de enero de 2022, me trasladé a Calavì, Benin, al Centro Brésillac' donde los seminaristas de la Sociedad para las Misiones Africanas afrontan el Año Internacional de Espiritualidad (Noviciado), entre los dos o tres años de filosofía y los tres o cuatro años de teología», señala el sacerdote.
«Me encuentro en medio de tantos jóvenes que, junto con los padres formadores y los amigos del Centro, alimentan un ambiente de fraternidad y sencillez», relata el misionero.
Mi deseo es, ante todo, compartir con sencillez el don precioso que he recibido de Él
La labor de Benetti es muy concreta: consiste sobre todo en el «acompañamiento espiritual, en la preparación de algunos retiros y cursos de formación, y en la participación en los diversos encuentros previstos para los formadores». Según el tiempo de que dispone, Benetti intenta también ofrecer su servicio pastoral en algunas parroquias vecinas. «El trabajo no falta y requiere un gran sentido de la responsabilidad, ya que está en juego la vocación y, por tanto, la vida de los seminaristas, futuros misioneros del SMA, que esperan de mí y de los demás padres un auténtico testimonio cristiano. Esto requiere una humildad que permita a los formadores compartir los problemas y sumergirse en la historia personal de estos jóvenes en camino hacia el sacerdocio y hacia un compromiso misionero sin fronteras».
Lo esencial de la vida
«Por supuesto, aquí como en todas partes, no todo es de color de rosa. El agua, por ejemplo, no es potable, así que hay que filtrarla o hervirla. A diferencia de Nairobi, donde estoy desde 2021, el clima tropical de Calavì es pesado y los mosquitos anofeles están muy presentes y son activos; se intenta luchar contra ellos con mosquiteras y repelentes. Sin embargo, me atrevo a decirlo sin rodeos: la Misión es una aventura que vale la pena vivir porque ayuda a captar lo que es esencial en la vida y a relativizar lo que corre el riesgo de convertirse en absoluto. Pido al Señor que me ayude a ser reflejo de su amor, aquí y donde el soplo de su Espíritu me lleve. Mi deseo es, ante todo, compartir con sencillez el don precioso que he recibido de Él: la fe, que da sabor, serenidad y sentido a la vida», testimonia el formador.