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El Via Crucis durante el Viernes Santo frente al emblemático Coliseo en Roma

El Via Crucis durante el Viernes Santo frente al emblemático Coliseo en RomaEFE

El incomprendido Vía Crucis por la paz en Ucrania del Papa Francisco

Las meditaciones que ha escogido el pontífice han suscitado la protesta del embajador de Ucrania ante el Vaticano

El tradicional Camino de la cruz (Vía Crucis) de este Viernes Santo en el Coliseo ha sido excepcional. Por una parte, estaba ausente su convocante, el Papa Francisco, a causa del frío. Por otra, sus meditaciones se han convertido en un incomprendido y atacado mensaje de paz para Ucrania.

El obispo de Roma, de 86 años, siguió por televisión el acto de piedad desde su residencia en el Vaticano, después de haber presidido la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro, ceremonia litúrgica de casi dos horas.

Para este Vía Crucis, el sucesor de Pedro había preparado una auténtica sorpresa. Tradicionalmente, los papas piden para esta ocasión a un teólogo, poeta, escritor o a un conjunto de testigos que compongan las meditaciones sobre las catorce estaciones que afrontó Cristo cargando con la cruz hasta llegar al lugar de la crucifixión.

Convencido como está de que el mundo ha entrado en esta «tercera guerra mundial a pedazos», el pontífice ha recogido para cada una de esas estaciones testimonios recibidos durante sus viajes apostólicos y otros encuentros de víctimas de los conflictos armados que desangran hoy al planeta. Sus colaboradores le han ayudado a recogerlos y a dar forma a la composición literaria.

La polémica

En esta ocasión, el Papa no quiso publicar con antelación estas meditaciones antes del Vía Crucis, como siempre se ha hecho. Sabía lo que podía pasar, y eso es exactamente lo que pasó.

La décima estación, en la que se recuerda el momento en que Jesús es despojado de sus vestiduras, recoge los testimonios de dos jóvenes, uno ruso y uno ucraniano.

El joven ruso escribe: «Hace dos años que veo llorar a mi abuela y a mi madre. Una carta nos comunicó que mi hermano mayor había muerto. Recuerdo todavía el día en que cumplió dieciocho años, sonriente y brillante como el sol, y todo eso solo algunas semanas antes de partir para un largo viaje».

«Todos nos decían que debíamos estar orgullosos, pero en casa solo había sufrimiento y tristeza. Lo mismo pasó con mi padre y mi abuelo; también partieron y no sabemos nada de ellos».

El testimonio concluye con esta oración: «Jesús, por favor, haz que haya paz en todo el mundo y que todos podamos ser hermanos».

Protesta de Kiev

Nada más hacerse público el texto, el embajador ucraniano ante la Santa Sede, Andrii Yurash, ha criticado la decisión del Papa de publicar ese texto.

El joven ruso, afirma el representante diplomático Volodímir Oleksándrovich Zelenski, no dice que quienes dejan su tierra para matar son los rusos.

«Se olvida de decir que sus familiares han ido a Ucrania a matar no solo al padre del joven ucraniano, sino a toda su familia, y no al revés», afirma el embajador de Kiev.

El año pasado había surgido una polémica similar, cuando la Cruz de Cristo fue llevada en una estación por dos chicas, una rusa y otra ucraniana, amigas, que viven en Roma.

En esa ocasión, incluso representantes de la Iglesia católica de Ucrania criticaron ese gesto. Explicaron que viven una guerra de agresión y no podían aceptar que la Iglesia muestre acríticamente la amistad de estas dos chicas. Para evitar polémicas, en aquella ocasión, la estación se vivió en silencio.

Ahora bien, si bien comprende el sufrimiento ucraniano, del que se hace portavoz en cada uno de sus encuentros con peregrinos, Francisco no ha querido dejar de anunciar el profético mensaje de reconciliación cristiano. Y, por eso, se ha vuelto a arriesgar a no ser comprendido.

Dolor ucraniano

El testimonio del joven ucraniano que resonó en el Coliseo explica que «el año pasado, mi padre y mi madre nos prepararon a mí y a mi hermano más pequeño para llevarnos a Italia, donde nuestra abuela trabaja desde hace más de veinte años».

«Partimos de Mariúpol durante la noche –sigue diciendo el joven ucraniano–. En la frontera los soldados detuvieron a mi padre y le dijeron que debía permanecer en Ucrania para combatir. Nosotros seguimos adelante en autobús dos días más. Al llegar a Italia yo estaba triste. Sentí que me despojaban de todo; que estaba completamente desnudo. No conocía la lengua y no tenía ningún amigo».

«La abuela se esforzaba por hacerme sentir afortunado, pero yo no hacía más que decir que quería volver a casa. Finalmente, mi familia decidió volver a Ucrania. Aquí la situación sigue siendo difícil, hay guerra por todas partes, la ciudad está destruida».

Otros conflictos

Otros conflictos a los que han dado voz, a través de sus testigos, las estaciones del Camino de la Cruz han sido el de Tierra Santa, donde «la violencia parece ser nuestro único lenguaje», y el de África Occidental, marcado por el encarcelamiento y la tortura en Libia y las travesías marítimas, como la realizada en una lancha neumática con cien personas.

La violencia de las bandas criminales de Centroamérica también resonó en el Coliseo de Roma, para dejar luego paso a la voz de una madre víctima, en 2012, de un bombardeo de la guerrilla en Sudamérica (no se ha especificado el país).

Las catorce meditaciones terminaron con una oración final compuesta por el Papa para la ocasión que lleva por título 14 gracias.

«Gracias, Señor Jesús, por la luz que has encendido en nuestras noches y, reconciliando toda división, nos ha hecho a todos hermanos, hijos del mismo Padre que está en los cielos», concluye la oración compuesta por el Papa.

La Semana Santa del Papa, que la semana pasada había sido hospitalizado a causa de problemas respiratorios, culminará este Sábado Santo, a las 19.30 h, con la Vigilia Pascual de la Noche Santa, en la Basílica vaticana.

El Domingo de Resurrección comenzará con la misa, a las 10 de la mañana, y continuará, a mediodía, cuando el pontífice se asome al balcón central de la Basílica de San Pedro para impartir la bendición urbi et orbi, a la ciudad y a las distintas naciones, ocasión para desear la paz a todos los países del mundo marcados por la guerra, la violencia y la pobreza.

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