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Christians shout slogans as they hold placards during a protest in Lahore on August 20, 2023, to condemn the attacks on churches in Pakistan. More than 80 Christian homes and 19 churches were vandalised in an hours-long riot in Jaranwala in Punjab province on August 16, after allegations that a Koran had been desecrated spread through the city. (Photo by Arif ALI / AFP)

Manifestación de cristianos en Pakistán.AFP

¿Por qué la blasfemia desata tanta violencia en Pakistán?

Al menos 85 personas han sido asesinadas desde 1990 en casos relacionados con acusaciones de blasfemia

En un país de mayoría musulmana como Pakistán, la blasfemia supone una incendiaria reacción que puede acarrear la pena capital incluso sin pruebas, así como la muerte por linchamiento.

¿Cuál es la magnitud de la violencia?

Al menos 85 personas han sido asesinadas desde 1990 en casos relacionados con acusaciones de blasfemia, según medios locales e investigadores.

Esta cifra incluye a individuos acusados de blasfemia, pero también en muchas ocasiones a sus hijos, abogados defensores, jueces que juzgaron los casos y otras personas.

Entre los asesinados figuran miembros de minorías religiosas, políticos, estudiantes, religiosos o personas con discapacidad intelectual.

Las víctimas murieron quemadas vivas, ahorcadas por turbas, a tiros en juzgados o asesinadas a machetazos, entre otras formas de ataques.

El TLP aboga por decapitar a los blasfemos

Una reacción extendida

Desde 2011, cuando el gobernador de la región del Punyab, Salmaan Taseer, fue asesinado a tiros por su guardaespaldas por llamar a reformar las leyes sobre blasfemia, el debate público sobre este asunto se ha vuelto casi imposible en el país.

Hoy en día, las acusaciones de blasfemia se han convertido en un arma arrojadiza y a menudo se usan para presionar a rivales en disputas personales o profesionales, incluso entre líderes políticos prominentes.

El asesino de Taseer fue considerado un héroe por muchos y el asesinato estuvo seguido del ascenso del partido de Tehreek-e-Labbaik Pakistan (TLP), que aboga por decapitar a los blasfemos.

El aumento de su popularidad ha ido acompañado de un aumento de casos de acusaciones de blasfemia por motivos ideológicos.

Minorías en peligro

La mayoría de los acusados de blasfemia en Pakistán son musulmanes, si bien pertenecientes a minorías religiosas especialmente amenazadas, según grupos de defensa de derechos humanos.

Los cristianos - un 1,3% de este país de 250 millones de habitantes - se han visto particularmente hostigados en Lahore, Gojra, Jaranwala y la capital, Islamabad.

Los agentes de policía en muchos casos asisten pasivamente a los ataques contra personas acusadas de blasfemas por la turbamulta, por temor a que se les acuse a su vez de «blasfemos» si tratan de impedir un linchamiento.

¿Qué dice la ley?

Según las leyes actuales, reforzadas una vez más este año, los insultos al profeta Mahoma son castigados con la pena capital y las «profanaciones» del Corán con cadena perpetua.

Las leyes antiblasfemia en Pakistán - algunas heredadas de la época en que el país era colonia británica- fueron poco aplicadas hasta las décadas de 1970 y 1980, cuando se reforzaron e incorporaron varias cláusulas específicas sobre los insultos al islam.

Los jueces, a su vez, han denunciado presiones para dictar sentencias contra los acusados, independientemente de las pruebas, y temen ser objeto de violencia física si no lo hacen.

Al menos 53 personas se encuentran en prisión en el país por cargos de blasfemia, según un informe publicado este año por la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF).

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