Explicación del caso Becciu: cómo se enteró el Papa y el futuro del cardenal
Tras la sentencia del Tribunal vaticano, la gran duda es si el cardenal acabará entre rejas. La apelación por parte de la defensa conllevaba la suspensión de esta pena
Dos años y medio después ha finalizado el juicio del siglo en el Vaticano contra el cardenal Angelo Becciu. El exasesor del Papa Francisco estaba acusado –junto a otras nueve personas– de fraude por la adquisición de un edificio en Londres, convirtiéndose de esta manera en el primer cardenal juzgado en toda la historia por un tribunal penal de la Santa Sede. Tras años marcados por las múltiples sospechas de malversación que sobrevolaban la figura de Becciu, este era condenado finalmente a cinco años y medio de cárcel, dos menos de los que solicitaba la Fiscalía vaticana.
¿Cuándo comenzó la investigación?
Tenemos que retroceder a 2019, año en el que comenzaron las distintas pesquisas. Sin embargo, no sería hasta más de un año después –en septiembre de 2020– cuando la Justicia de la Santa Sede confirmaba las distintas acusaciones vertidas sobre el cardenal de Cerdeña.
Sería, en concreto, Alberto Perlasca, jefe administrativo del sector de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado –y anterior compañero de Becciu– el encargado de arrojar luz sobre las distintas actividades delictivas de Angelo.
Londres, epicentro del fraude de Becciu
Salpicado por distintas operaciones en Emiratos Árabes, Luxemburgo, Eslovenia o Suiza, el detonante de las acusaciones de la Fiscalía residen en la compra de un edificio. Una operación especulativa que creó un agujero en las cuentas de la Santa Sede de al menos 139 millones de euros. El edificio, de siete plantas, estaba ubicado en la elegante avenida Sloane del barrio de Chelsea, en el centro de Londres.
La acusación apuntaba que el edificio había costado al Vaticano 350 millones de euros para ser vendido posteriormente por algo más de 200 millones. Una adquisición que sería luego utilizada para extorsionar al Vaticano, poniendo en entredicho la viabilidad económica de la Santa Sede.
A la par de este fraude, durante el proceso surgieron distintos delitos financieros. Destacan donaciones por valor de 125.000 euros que habría ingresado una asociación presidida por uno de sus hermanos.
Candidato a suceder a Francisco
Culmina de esta forma la trayectoria de Becciu tras más de una década de meteórico ascenso en el Vaticano. En el año 2011, Benedicto XVI le eligió para llevar los Asuntos Generales en la Secretaría de Estado, dirigida entonces por el cardenal Angelo Sodano. Un trato de favor que no acabó con la llegada del actual pontífice, que le volvería a nombrar dos años después.
Y es que en estos siete años (2011-2018), el cardenal originario de Cerdeña tejió una red de contactos realmente prodigiosa en todo el mundo. En 2017 el Papa Francisco lo nombró Delegado Pontificio ante la Orden de Malta, para representarlo durante el proceso de actualización de las normas y leyes del Vaticano.
Tan solo un año después el pontífice anunció su nombramiento como nuevo cardenal resaltándolo como «delegado pontificio en la Soberana Orden de Malta», tomando posesión en su nuevo cargo en el mes de junio de 2018. Un protagonismo que le colocó incluso en las quinielas de cara a la sucesión del propio Francisco.
¿Cómo se enteró el Papa?
Cuando el Papa fue informado de la gravedad de los hechos, fue un jarro de agua fría teniendo en cuenta la gran relación que mantenía con el cardenal, hasta el punto de almorzar juntos en numerosas ocasiones.
El septiembre de 2020 Francisco le convocó a su despacho y le pidió que dimitiera como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Asimismo, Becciu perdió también su derecho a voto en el Consistorio. Unas consecuencias que el cardenal asoció con una «falsa maquinación».
¿Becciu irá finalmente a prisión?
Ahora, tras la sentencia del Tribunal vaticano, la gran duda es si Angelo Becciu acabará entre rejas. La apelación por parte de la defensa conllevaba la suspensión de esta pena. Recordemos que no es el primer caso en el que un miembro de la Santa Sede es condenado.
Ya en 2016 el sacerdote Lucio Ángel Vallejo Balda fue condenado a 18 meses de prisión por filtrar documentos. Una condena que fue reducida a la mitad, aunque solo cuatro meses después Francisco le concedería la libertad condicional en un «acto de clemencia».