Perfil
Luis Argüello, un palentino con vocación tardía al frente de los obispos españoles
El arzobispo de Valladolid, monseñor Luis Argüello, ha sido elegido por una amplia mayoría de los obispos como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española
Se trata de uno de los prelados que mejor conoce la CEE, de la que fue Secretario General entre 2018 y 2022, y una de las voces con mayor autoridad para ejercer como interlocutor con el Gobierno
La Conferencia Episcopal Española tiene nuevo Presidente para los próximos cuatro años. El elegido por una mayoría de 48 obispos ha sido monseñor Luis Argüello, actual arzobispo de Valladolid y anterior Secretario General del episcopado entre los años 2018 y 2022.
Argüello ocupará la presidencia durante el cuatrienio 2024-2028, en el que parece probable será su único mandato al frente del episcopado. El motivo es que, a solo dos meses de cumplir 71 años, el actual arzobispo de Valladolid llegaría a los 75 nada más iniciar una eventual reelección. Una edad a la que los obispos están obligados a presentar su renuncia al Papa, y en la que los estatutos de la CEE desaconsejan la elección presidencial.
Pero, ¿quién es monseñor Argüello?
Nacido el 16 de mayo de 1953 en el pequeño municipio palentino de Meneses de Campos, la de Luis Javier Argüello García fue considerada una «vocación tardía».
Con 23 años se licenció en Derecho por la Universidad de Valladolid, con el Premio Extraordinario Fin de Carrera (ya había recibido el Premio Nacional de Bachillerato en su etapa final del colegio de La Salle). Y durante su juventud compaginó su trabajo como Profesor de Derecho Administrativo de la misma Facultad con un compromiso muy próximo a movimientos de carácter social, político y sindical.
Juventud activa en política, próximo al PSOE
De hecho, él mismo ha reconocido que participó en distintas actividades políticas a finales de los 70, y que aunque nunca llegó a afiliarse a ningún partido político, sí colaboró en la candidatura del PSOE que ganó las primeras elecciones en Valladolid.
Este compromiso le llevó, primero, a un cierto alejamiento de la Iglesia y, después, a un profundo desencanto con la política. Sin embargo, una providencial invitación a un colegio de La Salle para explicar las implicaciones educativas de la recién aprobada Constitución de 1978 le sirvió para volver a reconectar con la fe.
A comienzos de los 80 se sumó al equipo docente y pastoral del colegio pucelano regido por los Hermanos de Lasalle, fue nombrado primer presidente de la Comisión Justicia y Paz de Valladolid, y trabajó estrechamente desde Cáritas en la atención a toxicómanos.
Ingreso en el seminario a los 30 años
La fe que había vivido en su hogar, transmitida de un modo especial por su madre, terminó cuajando a los 30 años. En 1983 ingresó en el seminario de Valladolid y cursó sus estudios eclesiásticos en el centro de los Agustinos de Valladolid.
Esta cercanía a la congregaciones dedicadas a la enseñanza le permitió desarrollar aún más su capacidad expresiva y su elocuencia. De hecho, es considerado como uno de los mejores comunicadores de la Iglesia, con dotes naturales para modular tanto sus mensajes como la forma de exponerlos.
El 27 de septiembre de 1986 fue ordenado sacerdote en Valladolid por el entonces arzobispo José Delicado Baeza, y en la archidiócesis castellana ha desarrollado siempre tanto su ministerio sacerdotal como episcopal.
Una de sus preocupaciones más notables ha sido la del fomento de las vocaciones. De hecho, en Valladolid fue formador en el Seminario diocesano durante 11 años, Delegado de Pastoral Vocacional durante 15, y finalmente Rector del seminario desde 1997 hasta 2011. Por ese motivo, los obispos lo han elegido como responsable del Servicio de Pastoral Vocacional de la CEE, así como para formar parte de la Comisión Episcopal para el Clero y los Seminarios.
Obispo auxiliar, arzobispo… y cambio de sensibilidad
Con la llegada del cardenal Ricardo Blázquez a Valladolid en 2010, Argüello fue nombrado Vicario General de la sede castellana, y en 2016 fue consagrado como obispo auxiliar de la archidiócesis pucelana. En 2018 fue elegido por los obispos españoles como nuevo Secretario General y Portavoz del episcopado, en un periodo en el que le tocó pilotar la transición entre la última presidencia del cardenal Blázquez y la llegada del cardenal Omella; así como toda la pandemia del coronavirus, con las enormes implicaciones que generó para la labor de la Iglesia.
En estos años, su fama de sacerdote «progresista» quedó desmentida, y aunque algunos, por el contrario, han querido tacharle de «conservador», ha demostrado ser, simplemente, un fiel transmisor del Magisterio de la Iglesia, enfocado en la evangelización y con enorme cercanía al Papa Francisco.
Una cercanía que quedó manifestada cuando el 17 de junio de 2022 fue nombrado por el Santo Padre nuevo arzobispo de Valladolid, sede de la que tomó posesión el 30 de julio de ese mismo año.
Interlocutor con el Gobierno
Su experiencia en la Secretaría General de la CEE le han convertido en un interlocutor de gran autoridad ante las instituciones públicas y ante el Gobierno, con quien se reunió en diferentes ocasiones para negociar la Ley de Educación impulsada por la entonces ministra Isabel Celaá.
Además, ha sido uno de los pocos obispos que se ha pronunciado con claridad contra leyes ideológicas impulsadas por el Ejecutivo, como la del aborto, la Ley Trans o la Ley de Amnistía. Siempre, eso sí, sin descender a la arena política y enfatizando el hecho de que todas estas medidas se enmarcan dentro de una profunda «crisis espiritual».
Un arzobispo, en suma, de gran experiencia en al ámbito público, tanto intra como extra eclesial, con una especial preocupación por el problema del número de sacerdotes, y al que sus hermanos en el episcopado han elegido para ser el rostro y la voz más visibles de la Iglesia en España.