El Santo Cristo de la Cruz antes de la Procesión de los Pasos, en Segovia, Castilla y León
Semana Santa 2024
El Martes Santo, el día más doloroso para Jesús
En el Martes de Controversia, la Iglesia presenta la traición de Judas, la negación de Pedro y el enfrentamiento de Cristo contra las autoridades de su tiempo
Si la Cuaresma prepara el corazón para vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, los primeros días de Semana Santa tratan de intensificar la disposición interior ante la inminente celebración del Triduo Pascual. El Martes Santo, en concreto, es un día especial en esta tarea.
El Evangelio de este día transporta a la Iglesia hasta el interior del Cenáculo. San Juan, a través del texto, narra cómo Jesús comunica a los apóstoles que uno de ellos lo entregaría a las autoridades para darle muerte.
Ese es el mayor dolor de Jesús experimenta, el del abandono de sus amigos en el momento de la prueba. Aquellos que lo habían acompañado en la predicación y habían experimentado grandes signos, huyen despavoridos por el miedo.
«Donde voy yo vosotros no podéis ir»
Perplejos ante lo que acaba de suceder, los discípulos preguntan, por medio de Pedro y el propio Juan, quien escuchaba en intimidad los últimos latidos del corazón de Cristo antes de ser traspasado, quién sería el traidor.
Sin embargo, el beso de Judas no sería la única infidelidad que recibiría Jesús. Pedro, envalentonado, se aventuró a prometer derramar su sangre por él. Sin embargo, el hijo de Dios le aseguró que esa misma noche le negaría tres veces.
Imagen del 'Beso de Judas' de la Hermandad del Prendimiento, en Cuenca
Por si fuera poco el dolor infligido por el abandono de sus amigos en el momento más delicado de su vida, en el que el mismo Cristo ora desconsolado en el Huerto, el que es reo de muerte debe enfrentarse a sus falaces acusadores.
El Martes de Controversia conmemora la noche en la que Jesucristo tuvo que enfrentarse a las autoridades políticas y religiosas de su tiempo, probando su inocencia.
Sometido ante los poderes de este mundo, tuvo que aguantar testimonios embusteros, escupitajos y agresiones por parte de los sacerdotes hasta que consiguieron salirse con la suya: crucificar al rey de los judíos.
En medio de la soledad y de la humillación, el que había sido recibido con palmas y ramos de olivo, encara la culminación de su misión en la tierra. La Iglesia, presentando a un Dios vulnerable, llama a la austeridad y la humildad en el espíritu.