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'Divina maternidad', de Raúl Berzosa

El arte sacro, un medio excepcional para mostrar la belleza de la fe

A lo largo de la historia, los católicos se han servido de las diferentes disciplinas del arte como «verdaderos caminos hacia Dios, la Belleza Suprema»

Un toque de campana del ayuntamiento rasga el silencio de una tarde solitaria de invierno de un pequeño pueblo de Castilla. Son las 19:30 y la iglesia se va vaciando después de que el párroco concluyera la misa diaria. Mientras que el sacerdote recoge los vasos sagrados, las mujeres del coro recogen sus libros y algunos familiares terminan de rezar la estación a su difunto; una anciana se queda de pie, inmóvil, delante de una réplica a tamaño natural del cuadro El Expolio de El Greco.

Las lámparas de los pasillos comienzan a apagarse y el creciente murmullo muestra que la oración ya ha terminado. Sin embargo, esta señora, de nombre Encarnación, de 82 años y viuda desde hace veinte, se mantiene ensimismada mirando la pintura. Después de santiguarse, se vuelve hacia el sagrario y, tras el ligero intento de genuflexión que le permiten sus débiles rodillas, abandona el templo.

El Expolio, que preside la Sacristía de la catedral Santa María de ToledoEl Greco

En cada rincón de España encontramos a «Encarnis», personas mayores que vivieron una época en la que la educación era todo un lujo, también la formación cristiana. Pero a través de representaciones artísticas, sobre todo visuales, han podido aprender y comprender los misterios y tesoros de la fe católica.

¿Todo arte religioso es arte sacro?

Las imágenes o pinturas de los templos no son un mero adorno, sino un instrumento para explicar los misterios de la fe. Por tanto, no toda obra relacionada con la religión cristiana debe ser considerada como arte sacro. El delegado de Patrimonio Cultural de la archidiócesis de Toledo, Miguel Ángel Gómez Jiménez determinaba las condiciones que debe cumplir cualquier tipo de creación para ser considerada sacra:

  • Que se cree expresamente para la liturgia, de acuerdo con la doctrina de la Iglesia.
  • El valor reside en la capacidad de llevar a Dios, por encima de la firma del artista.
  • Debe estar regida por los trascendentales del ser: unidad, verdad, belleza y bondad. Ninguna de ellas es un valor subjetivo, sino que están relacionadas con la naturaleza divina.
  • Debe ser contemporáneo, aunque tampoco sirven todas las tendencias del momento.

Representar, evangelizar y rezar

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio». Con este último mandato de Jesús y antes de su ascensión a los cielos tras cumplir su misión en la tierra, san Marcos cierra su Evangelio.

El papa Benedicto XVI así lo manifestaba en su Audiencia General del 31 de agosto de 2011: «hay expresiones artísticas que son verdaderos caminos hacia Dios, la Belleza Suprema. Son una ayuda a crecer en la relación con Él, en la oración. Se trata de las obras que nacen de la fe y que expresan la fe». De esta manera, aparece el arte sacro.

El director de la secretaría técnica de la Subcomisión Episcopal para el Patrimonio Cultural de la Conferencia Episcopal Española, D. Pablo Delclaux ha explicado a El Debate que el arte «es un lenguaje de tipo simbólico con unas características: la técnica -la pintura, la escultura o la arquitectura-; el estilo, según la época -Gótico, Renacimiento, Barroco- y las aptitudes del artista».

Retablo mayor de la catedral de Ávila. Representación de la vida de Jesucristo

Delclaux ha expresado cómo el arte consigue «bajar al corazón y hacer vibrar». De ahí radica el arte cristiano, que hace comprender de forma diferente. «Te puedo decir la mejor homilía del mundo en Semana Santa, pero donde la gente se emociona, se le saltan las lágrimas y se le pone la carne de gallina es viendo a las imágenes procesionar», ha ejemplificado.

En ese sentido de «Biblia de los pobres», el delegado de Patrimonio Cultural de la archidiócesis de Toledo, D. Miguel Ángel Gómez Jiménez, ha resaltado en El Debate que la acción de la pintura y la escultura, entre otras disciplinas. «En la Edad Media, lo que era el conocimiento de la Biblia y los misterios de la fe se hacía por el arte porque era un modo de llegar al pueblo más fácilmente en cuanto que no sabían leer ni escribir, pero podían ver», ha apuntado. La visualización unida a la predicación hacía a Dios más «cercano y tangible».

Prohibición en la Biblia

Son varios los textos del Antiguo Testamento en los que Dios prohíbe a Israel hacer «figuras de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra» (Ex 20, 4-5).

«La razón es muy sencilla», ha resuelto Delclaux. Por la Encarnación de Dios en la persona de Jesucristo, que se vuelve factible y se hace hombre, ahora se puede «representar lo invisible como visible». De esta forma, por medio del arte, se puede llegar al conocimiento de Dios.

Sin embargo, hay que diferenciar entre la adoración, que solo se le da a la Santísima Trinidad, con la veneración que reciben la Virgen María, los santos o las diferentes imágenes que nos puedan hablar de ellos o de los misterios de la fe. En ese sentido, han existido dos principales crisis iconoclastas en la Iglesia.

Santa María, madre de DiosDaniela Santiago / Cathopic

La primera de ellas tuvo lugar en el s. V. bajo el pontificado de san Gregorio Magno. El director de la secretaría técnica de Patrimonio Cultural de la CEE ha explicado cómo el obispo Sereno de Marsella «mandó destruir todos los iconos de su diócesis». Fue el pontífice quien, reconociendo su lucha contra la idolatría, matizó la misión catequizadora de las imágenes.

Más adelante, otra controversia desemboca en el Concilio II de Nicea, en el s. IX. En él, san Juan Damasceno intervino defendiendo que, cuando uno está cansado de la literatura y la teología, contemplar una imagen hace que el alma se eleve.

La asignatura de la Iglesia con el arte

Que la creación de arte sacro está desapareciendo es una realidad. «Antiguamente, una familia pudiente hacía el retablo del pueblo donde tenía su residencia, ahora dedica el dinero a otras necesidades. Lo mismo el obispo, que antes tenía unas rentas de las que no dispone en la actualidad», ha desgranado Delclaux.

A la hora de la conservación, cada institución es «dueña y responsable» de su propio patrimonio cultural. En ese sentido, hay comunidades que tiene más posibilidades o recursos que otras.

Por su parte, Gómez ha ensalzado el intento de formación de artistas a través de fundaciones o cursos, como el máster de la Universidad Europea de Roma, en colaboración con la Congragación de Culto Divino. «Una de las crisis del arte sacro es el olvido de la antropología cristiana», ha comentado. Esta es una de las problemáticas a la que se sigue enfrentando el arte hoy, el de elevar el alma hacia el misterio que celebra o la realidad que pretende plasmar.

Igualmente, es importante la formación de los que muestran el arte a la gente. Por ello, ha revelado el director de la secretaría técnica para el Patrimonio Cultural de la CEE, que desde la Iglesia se está empezando a formar a aquellos que explican los templos, obras y esculturas. No se trata de «una catequesis, sino de contar para qué se hizo el patrimonio. Es un lenguaje que hay que explicar».