Luis Argüello defiende la regularización extraordinaria de más de 500.000 extranjeros
El presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid aborda la cuestión migratoria considerando la «dignidad sagrada de toda vida humana»
«Es hora de superar una polarización provocada por intereses politiqueros». Con estas palabras, el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Luis Argüello ha expresado su defensa a la regularización extraordinaria de más de 500.000 extranjeros que habitan en España desde noviembre de 2021. Esta iniciativa se conoce como ILP y se ha puesto sobre la mesa por el proyecto Esenciales, en el que se unieron hasta 900 organizaciones sociales.
La regularización extraordinaria de extranjeros, que cuenta con el apoyo de ERC, Bildu, BNG, PNV y Sumar, será presentada en el Congreso de los Diputados este 9 de abril. Se oponen a la ILP el Partido Socialista, PP y VOX.
A través de un comunicado en la red social X, Argüello ha mostrado la intención de «abordar conjuntamente cuestiones nucleares para el bien común», tanto en la escena nacional, pero también mundial, teniendo en cuenta «el respeto a la dignidad humana».
La Iniciativa Legislativa Popular, ILP, ha expuesto que esta «cuestión ética» radica en el valor «sagrado» de cualquier persona, cuyo planteamiento es esencial para que los seres humanos no sean considerados a una «banda de ladrones» por el Estado.
El presidente de la CEE ha explicado que, pese a que estos migrantes ya forman parte activa de la sociedad, trabajando y participando activamente de ella, siguen malviviendo. «Regularizar es nacer normal en el Estado lo que ya es normal», ha expuesto, sabiendo que no están exentos de cumplir con sus obligaciones legales.
«Desprecio de la dignidad humana»
No se queda simplemente en la regularización de los extranjeros, sino que va un paso más allá, pretendiendo «abordar la cuestión migratoria como signo del mundo global en su conjunto». Con ello, el prelado se refiere a la lucha contra las mafias y la «involuntaria colaboración con sus objetivos» de cualquier organización que participe de buena fe con ellas, incluida la Iglesia.
En todo esto, la sociedad tiene una tarea capital de «promover una respuesta internacional para todos», siendo conscientes de que no «puede acoger, acompañar, promover e integrar a todos los que llegan».
Luis Argüello ha cuestionado que, mientras en Europa se aprueba el aborto como un «derecho humano», rechaza a los inmigrantes. «Ambas decisiones suponen un desprecio de la dignidad humana», ha sentenciado. Igualmente, cuestiona el papel del «capitalismo moralista y uniformador» que impera a nivel global y, por medio de su «forma salvaje de biopolítica», emplea la migración y la salud reproductiva para «jugar con los reemplazos poblacionales».