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Monseñor Juan Carlos Elizalde en un momento de la entrevista en la Universidad San Pablo CEU de MontpríncipeMiguel Pérez

Entrevista al obispo de Vitoria

Monseñor Elizalde: «Los curas trabajamos mucho, pero el peligro es facturar evangelización»

Juan Carlos Elizalde señala que muchos de los 12.000 adultos que se han bautizado este año en Francia llegan a la fe tras acudir a un funeral: «La fe entra por el oído»

Este fin de semana se le ha visto en Boadilla del Monte (Madrid), en el Encuentro Transforma sobre Nueva Evangelización. Ha tenido un par de intervenciones en mesas redondas pero, cuando se mezclaba con el resto de los 300 participantes para escuchar otras ponencias, sacaba su cuaderno y tomaba notas como uno más. Monseñor Juan Carlos Elizalde es obispo de Vitoria desde hace ocho años.

En su diócesis le dan mucha importancia a la comunicación. Es algo que, muchas veces, no es habitual encontrar en la Iglesia...

—Sí, quizás yo he sido más sensible al tema de la comunicación. Procedía de una diócesis, Pamplona, que trabaja muy bien la comunicación, aunque yo era novato en estos temas. El anuncio del Evangelio es a través de todos los puentes, de todas las posibilidades. No podemos estar aislados de las instituciones de la sociedad, del sufrimiento de la gente, de las expectativas. La Iglesia en salida de la que habla el Papa Francisco va también por la transparencia comunicativa.

De hecho, el Papa volvió a repetir hace unos días que las homilías deben durar siete u ocho minutos, porque la gente se duerme...

—Sí, el Papa habla en Evangelii Gaudium de «pasión por Jesús y pasión por su pueblo», es decir, si no hay pasión por la persona del Señor Jesús, si no hay enganche, afecto, cercanía al pueblo de Dios, entonces evidentemente no tenemos nada que decir, o lo que digamos va a caer en saco roto y en medio del desierto. O sea, tienen que resonar en nuestro corazón los problemas, las necesidades, las situaciones de la gente, de nuestro pueblo. Si ya hay esa conexión, es fácil que, en las homilías, lo que ha comunicado en este domingo a la comunidad, pase por nuestro corazón y llegue al corazón de la gente. Pero yo creo que es un tema afectivo...

El obispo de Vitoria afirma que muchos vuelven a la fe tras asistir a un funeral

El obispo de Vitoria participó el pasado fin de semana en el Encuentro Transforma de MadridMiguel Pérez

¿Afectivo? ¿Por qué?

—Bueno, porque una homilía no es una clase. La homilía trata de aterrizar en el pueblo de Dios lo que el Señor está diciendo a su Iglesia en cada momento. Para eso hay que querer a la gente.

Decía también C.S. Lewis que «el problema de los cristianos es que predicamos el cristianismo, pero no predicamos a Cristo». Y da la impresión muchas veces de que lo que se predica es la moral, el deber ser, lo que es conveniente, pero no se habla como un enamorado...

—La gente nota si estás convencido de lo que estás diciendo. Un jesuita, en los ejercicios, nos decía a los curas: «Hoy, los curas trabajamos mucho, no estamos simplemente esperando a la misa del domingo. Hoy, facturamos evangelización, pero no es evidente que lo que decimos, lo que hacemos, remite al Señor». No siempre somos testigos, enamorados, apasionados. Y eso la gente lo nota, sí.

Me gusta eso de «facturar evangelización». ¿Puede desarrollarlo?

—Bueno, pues que hoy hacemos muchas cosas. Trabajamos de la mañana a la noche y metemos muchas horas. Tenemos muchos proyectos; no tenemos descanso durante la semana, pero corremos el riesgo de verlo como quien realiza una serie interminable de trabajos: facturamos evangelización como quien factura productos. Pero claro, si eso no está arraigado en nuestro corazón, si no tiene un eco afectivo, si no se suma gente que acaba de conocer al Señor... En Francia, por ejemplo, hay 12.000 personas que se han bautizado en la última Vigilia Pascual. Según las estadísticas, muchos de ellos se han empezado a interesar por Dios a raíz de un funeral.

¿Por un funeral?

—Sí: una palabra acertada, el sacerdote que ha tocado el corazón de esa persona y ahí ha comenzado un proceso. La fe entra por el oído. Son momentos privilegiados de evangelización porque la gente está muy receptiva. Si predicas la experiencia de la resurrección de Jesús, lo que es la resurrección en la Iglesia, en las comunidades, en tu vida, en el sentido de la existencia, en el más allá, esto toca el corazón, claro.

El obispo de Vitoria participó el pasado fin de semana en el Encuentro Transforma de Madrid

El obispo de Vitoria afirma que muchos vuelven a la fe tras asistir a un funeralMiguel Pérez

Sin embargo, Nietzsche afirmaba: «Mirad a los cristianos, siguen a un resucitado y todos tienen cara de muertos»...

—Sí, sí, bueno, yo también digo: «¿Cómo seríamos si encima no fuéramos a misa?». Pero, en fin, es verdad que nuestro rostro es el primer icono de la resurrección.

Sin que tampoco sea forzado, que algunos se pasan...

—Claro, claro. Además, eso se nota. Y cuando es forzado, también. O sea, si tú estás alegre, revientas de alegría: Una alegría rabiosa que nadie te puede arrebatar. Se te nota. No puedes disimular.

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