Fundado en 1910

La majestuosa iglesia del Sacre Coeur en MontmartreRolf Schotsch

Las cinco iglesias que no te puedes perder si vas a los Juegos de París

Entre la carrera de 1.500 metros y el siguiente partido de dobles de Nadal y Alcaraz, seguro que queda tiempo para escaparse a admirar cualquiera de ellas

París bien vale una misa, reconoció Enrique IV con una de esas frases que han cincelado la Historia. Y es que, si la capital gala es mundialmente conocida por su esbelta y airosa torre Eiffel, por su monumental Arco del Triunfo o por su fastuoso museo del Louvre, también lo es por albergar magníficos templos. Elegir cinco de ellos es tarea harto complicada y, probablemente, reduccionista, pero aquí va una selección de iglesias que hay que visitar si se piensa acudir a los Juegos Olímpicos.

Notre Dame

Catedral de Notre Dame de París

No podría elaborarse un listado de templos parisinos y no incluir la catedral de Notre Dame. A pesar de todos los avatares que ha atravesado a lo largo de su historia, desde los terribles daños que sufrió durante la Revolución Francesa hasta el pavoroso incendio que se declaró en abril de 2019, el extraordinario templo catedralicio gótico recuperó su esplendor gracias al buen hacer en el siglo XIX del arquitecto Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc. Doce millones de personas visitaban Notre Dame antes de 2019, y se prevé que sus puertas vuelvan a abrir al público a partir de diciembre. Su construcción se inició en el siglo XII y está dedicada a la Santísima Virgen María.

Sainte-Chapelle

Las excepcionales vidrieras de la Sainte-ChapelleJoseph Kiesecker

Este prodigio de luz, color, transparencia y ligereza se construyó en solo siete años, terminándose en 1245. Fue edificada para albergar las reliquias de la corona de espinas de Cristo, y sus 15 descomunales ventanales contienen vidrieras que representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.

Saint-Denis

La magnífica nave central de Saint-DenisHelmut Satzinger

En la basílica de Saint-Denis se celebró la misa a la que asistió Enrique IV como pago para hacerse con el trono de Francia. Se trata del primer edificio construido con estilo gótico, y fue completado en el siglo XIII. Por su magnificencia se convirtió en panteón real de los reyes de Francia, hasta que en 1793, las turbas revolucionarias saquearon y profanaron las tumbas.

Alejandro Dumas fue testigo de excepción del suceso: «El pueblo se abalanzó pues sobre Saint-Denis. Del 6 al 8 de agosto destruyó cincuenta y una tumbas, la historia de doce siglos. (…) Pues se trataba de aniquilar hasta el nombre, hasta el recuerdo, hasta los huesos de los reyes; se trataba de borrar de la historia catorce siglos de monarquía. Pobres locos los que no comprenden que los hombres pueden a veces cambiar el futuro… pero jamás el pasado», observa el literato, que concluyó con una de sus frases lapidarias más conocidas: «El orgullo de los que no pueden edificar es destruir».

Capilla de la Medalla Milagrosa

Interior de la capilla de la Medalla Milagrosa

No; por supuesto que la capilla de la Medalla Milagrosa no se encuentra a la altura –arquitectónicamente hablando– del resto de iglesias de este listado. Si está en él es por su importancia espiritual, ya que se trata del lugar en donde se le apareció la Virgen María a santa Catalina Labouré el 27 de noviembre de 1830, pidiéndole la elaboración de una medalla que se conoció desde entonces en todo el mundo como la Medalla Milagrosa. Resulta imposible saber cuántos cientos de millones de copias de esta insignia se han fabricado en estos casi dos siglos.

Se encuentra dentro de la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, en la Rue du Bac, una calle cuyo nombre, curiosamente, recuerdan todos los devotos de esta advocación mariana. La capilla es visitada por dos millones de visitantes al año, lo que la convierte en uno de los diez lugares más visitados de París y el segundo destino de peregrinación de Francia tras el santuario de Lourdes.

Sacre Coeur de Montmartre

La grandiosa basílica del Sacre Coeur

Imposible terminar este listado sin incluir el majestuoso templo erigido sobre la colina del Montmartre para desagraviar al Sagrado Corazón de Jesús. Desde hace casi 140 años, ininterrumpidamente, se ha adorado al Santísimo Sacramento en su interior, veneración que no se interrumpió ni siquiera durante la ocupación nazi de París en la Segunda Guerra Mundial.

Terminado de edificar en 1914, su gran órgano de tubos, construido en 1898 por Aristide Cavaillé-Coll, se considera uno de los más extraordinarios de Europa.