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estatua de Christine de Pizan

Estatua de Christine de Pizan

Las tres francesas olvidadas entre las heroínas de oro de París 2024

En la inauguración de los Juegos Olímpicos se homenajeó a diez mujeres «heroínas de oro» de la historia de Francia entre las que no se incluyó ni a su santa patrona ni a una de las cuatro doctoras de la Iglesia

Diez francesas han sido homenajeadas en la apertura de los Juegos Olímpicos. Entre sus nombres abundan activistas por los derechos de las mujeres, defensoras del aborto y de la ideología de género.

No hay rastro en este decálogo de la gran Marie Curie –pequeña trampa porque aunque se le concedió la nacionalidad francesa, era polaca de nacimiento– , la patrona de Francia, Juana de Arco o Teresa de Lisieux, una de las cuatro mujeres en el mundo reconocida como doctora de la Iglesia.

La santa patrona de Francia

La doncella de Orleans tenía tan solo 19 años cuando fue condenada a la hoguera. Había pasado tres meses intentando defender su inocencia ante las acusaciones de brujería, pero nada fue suficiente en el proceso disfrazado de juicio que la condenó. Santa Juana de Arco tenía doce años cuando comenzó a tener visiones de santos y ángeles que la animaban a llevar una vida piadosa. En 1428, uno de ellos le dijo que debía ir a Francia y expulsar a ingleses y borgoñones.

La victoria de la joven, que guio a una milicia de 5.000 hombres en el campo de batalla, permitió levantar el cerco de Orleans y coronar a Carlos VII de Francia en 1429. Juana dejó de experimentar visiones y decidió volver a casa, pero sus superiores solicitaron su presencia en el ataque contra París y el asedio de Compiègne. En este enclave, la santa fue capturada por los ingleses, quienes la sometieron a un tribunal eclesiástico y comenzaron una campaña de desprestigio de su imagen (y con la de Juana, también la del reciente rey de Francia). Casi 25 años después el Monarca galo decidió investigar el proceso que se había llevado contra la doncella de Orleans. Los cargos le fueron retirados en 1456, su buen nombre quedó reestablecido y cinco siglos después fue canonizada por la Iglesia católica en una ceremonia multitudinaria.

Vista del Santuario de Lourdes, Francia

El Santuario de Lourdes es visitado por más de veinte millones de peregrinos al añoGtres

Una niña vidente

A los pies de los Pirineos, hay un pequeño pueblo que recibe cada año millones de visitantes –en 2023 fueron más de tres millones–. De hecho, es de los santuarios marianos más visitados del mundo y donde en 2008 la Virgen de Lourdes obró su milagro número 70. Todos van hasta allí después de que una niña de apenas 14 años y salud quebradiza recibió la visita de la Virgen María hasta en 18 ocasiones.

Entre el 14 de febrero y el 16 de julio de 1858, Bernardita Soubirous contó que había visto y hablado en gascón con una Señora en la Gruta de Massabielle, quien prometió a la joven pastora que la haría feliz en el otro mundo y no en este. Bernardita contó que un día de febrero la Virgen la invitó a beber agua de la fuente y comer de las plantas que crecían salvajes por allí. La niña excavó para intentar beber y al ensuciar su rostro algunas de las personas que estaban allí se mostraron escépticas con las apariciones. Poco después brotó un manantial que no se ha detenido todavía y que cada día produce cien mil litros de agua diarios.

El mensaje de Lourdes versaba sobre la penitencia y la oración por los pecadores, pero también sobre la necesidad de vivir acorde con el Evangelio. Todos esos consejos le habían sido entregados, pero Bernardita todavía no sabía el nombre de la Señora. Ante la insistencia, el reveló que era la Inmaculada Concepción. Tan solo tres años antes había sido proclamado el dogma católico. La niña, considerada una mística, es ejemplo de santidad cotidiana. Su fe y su humildad la llevaron a seguir a esa Señora con la que se encontraba en la gruta, más que a entenderla en realidad, y se limitó cumplir la misión que le había encomendado: transmitir su mensaje.

Una de las cuatro doctoras de la Iglesia

En la lista de francesas que han llegado a los altares, se encuentra «la santa más grande de los tiempos modernos», como dijo el Papa Pío X. También es conocida como «maestra de oración» y reconocida como doctora de la Iglesia desde 1997. Santa Teresa del Niño Jesús vivió una intensa conversión a los catorce años, que la llevó a plantearse su vocación. «Jesús, no quiero conocer alegría alguna fuera de ti», oraba la santa. Siguiendo los pasos de dos de sus hermanas, entró en la orden de las carmelitas descalzas.

Todos estos títulos, al que se suma el de ser considerada patrona de las misiones, los ganó en apenas 24 años de vida sin salir de su convento. Su vida fue sencilla y oculta, pero al conocer su testimonio gracias a sus escritos se ha convertido en una de las santas más conocidas y queridas. Rezó toda su vida por los pecadores, por los pobres, por los que sufren y su espiritualidad, según escribió el Papa Francisco en una exhortación apostólica dedicada a la joven santa, es «una gran luz» para la Iglesia, «para no escandalizarnos por los límites y debilidades de la institución eclesiástica, marcada por oscuridades y pecados».

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