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Captura de Juana de Arco, de Adolphe Alexandre Dillens

Captura de Juana de Arco, de Adolphe Alexandre Dillens

La verdadera historia de Juana de Arco: la santa guerrera quemada por bruja

Tres meses estuvo intentando defender su inocencia y aunque no había motivos sólidos para su condena, la doncella de Orleans murió en la hoguera en 1431

Condenada en la hoguera por hereje. Así murió la doncella de Orleans, más conocida como Juana de Arco. Era 1431, ella tenía tan solo 19 años y había sido procesada por bruja, aunque en el juicio se leyó con posterioridad un trasfondo más político que mágico. Ello empujó al Papa Calixto III a investigar los entresijos de la sentencia. Cinco siglos después fue canonizada por la Iglesia católica en una ceremonia multitudinaria.

La joven santa nació 6 de enero de 1412, en una pequeña comuna francesa en Domrémy, en el seno de una familia campesina. No obstante, según las cartas escritas por ella –enviadas a personalidades como el rey de Francia, el duque de Borgoña o el Papa–, sabía leer francés, e incluso tenía conocimientos básicos de latín. Gracias a la transcripción de su proceso judicial, se ha sabido también que Juana conocía la Biblia y la doctrina cristiana.

Contaba los doce años de edad cuando, según ella misma dejó por escrito, comenzó a tener visiones de santos y ángeles que la animaban a llevar una vida piadosa. Entre ellos, destacan santa Catalina de Alejandría, santa Margarita de Antioquía o el arcángel Miguel.

Una victoria y una derrota

La heroína de Francia se crio en medio de la Guerra de los Cien Años, en la que franceses e ingleses se disputaban la corona gala. Poco antes de 1428, el santo de una de sus visiones le dijo a la doncella de Orleans que fuese a Francia –a los territorios del rey– y expulsase a los ingleses y borgoñones. Juana de Arco se puso en camino, y aunque fue rechazada por el Delfín Carlos en varias ocasiones, pero ante el despliegue inglés en el Valle del Loira no pudo sino aceptarla. Encontramos así a la santa en el campo de batalla, donde guio hasta la victoria a una milicia de más de 5.000 hombres. Derrotar al enemigo y levantar el cerco de Orleans hizo posible la coronación de Carlos VII de Francia en 1429.

Su misión estaba cumplida y Juana de Arco dejó de experimentar las visiones y decidió volver a casa. Sus superiores, no obstante, no estaban de acuerdo y solicitaron su presencia en el ataque contra París o el asedio de Compiègne. En esta campaña, la santa guerrera fue capturada por los ingleses, quienes la sometieron a un tribunal eclesiástico.

Bajo el disfraz de un juicio, se achacaron sus visiones de santos al diablo. El objetivo tras su quema en la hoguera era en realidad desprestigiar ante el pueblo la imagen del rey Carlos VII, al conocer que era seguidor de la bruja. Tres meses estuvo intentando defender su inocencia y aunque no había motivos sólidos para su condena, Juana de Arco murió en la hoguera en 1431. Incluso el propio monarca acabó por dudar de su imagen, víctima de una campaña de desprestigio, e inició una investigación del proceso. Los cargos fueron revocados en 1456 y el buen nombre de la doncella, que más tarde le valdría la santidad, le fue restablecido.

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