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William Kemmler fue la primera persona ejecutada en la silla eléctrica.Ilustración hecha por Ernest Clair-Guyot

¿Qué dice la Iglesia sobre la pena de muerte?

El Pontífice ha prologado el libro Un cristiano en el corredor de la muerte del abogado Dale Recinella

Dale Recinella, ex abogado de éxito en Wall Street, ha dedicado su vida desde 1998 a acompañar espiritualmente a los condenados a muerte en las penitenciarías de Florida como capellán laico, junto a su esposa Susan. Su labor se detalla en su libro Un cristiano en el corredor de la muerte, que se publicará el próximo 27 de agosto por la editorial Vaticana, y con prólogo del Papa Francisco. El Pontífice destaca que la obra de Recinella es «una adhesión tenaz y apasionada a la realidad más íntima del Evangelio de Jesús», señalando que su labor refleja «la infinita misericordia de Dios».

El Papa Francisco recordó cómo conoció a Dale Recinella en una audiencia y cómo, a lo largo de los años, ha seguido su historia a través de artículos en L'Osservatore Romano, el periódico de la Ciudad del Vaticano. Para el Pontífice, la vida de Recinella es un claro ejemplo de cómo alguien, con planes distintos para su futuro, pudo convertirse en capellán laico y padre de familia, dedicando su vida a acompañar espiritualmente a los condenados a la pena de muerte.

El Papa Francisco ha reiterado en el prólogo su condena a la pena de muerte, subrayando que «las ejecuciones, lejos de hacer justicia, alimentan un sentimiento de venganza que se convierte en un veneno peligroso». En su prólogo, resalta la importancia de ofrecer a los presos la oportunidad de cambiar sus vidas, afirmando que la pena capital «es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona». Con este libro, el Santo Padre ha destacado como Recinella testimonia que el amor de Dios es ilimitado y que, incluso en el corredor de la muerte, la misericordia divina está presente.

Portada del libro de Dale Recinella «Un cristiano en el corredor de la muerte»
Vatican News

¿Qué dice la Iglesia sobre la pena de muerte?

La Iglesia católica ha adoptado una postura firme contra la pena de muerte, considerándola «inadmisible» en todos los casos, tal como se reflejó en la modificación del artículo 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, aprobada por el Papa Francisco. Esta revisión subraya que, aunque históricamente se consideró que la pena capital era una respuesta legítima, en casos excepcionales, a crímenes graves y un medio para la protección de las personas, hoy en día se reconoce que la dignidad de la persona humana no se pierde, incluso después de cometer delitos graves.

Artículo 2267 del Catecismo

2267. «Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común.

Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves [...] Por tanto la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que 'la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona', y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo».

La nueva redacción de este punto del Catecismo se apoyó en un discurso del Papa Francisco pronunciado en 2017 con motivo del XXV aniversario del Catecismo de la Iglesia Católica. En este, el Pontífice afirmó rotundamente que «la condena a muerte, en cualquier circunstancia, es una medida inhumana que humilla la dignidad de la persona», además de subrayar que es contraria al Evangelio porque «con ella se decide suprimir voluntariamente una vida humana, que es siempre sagrada a los ojos del Creador y de la que sólo Dios puede ser, en última instancia, su único juez y garante».

El ex prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis Ladaria, explicó en el documento oficial de la redacción de este nuevo punto que esta nueva formulación no contradice las enseñanzas anteriores del Magisterio, sino que las desarrolla en un contexto social actualizado. Anteriormente, el Catecismo permitía la pena de muerte en casos extremadamente raros cuando era el único medio para proteger la vida humana frente a un agresor. Sin embargo, reconocía que tales situaciones eran prácticamente inexistentes en la actualidad, como afirmó san Juan Pablo II en el punto 56 de su encíclica Evangelium Vitae : «suceden muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algunos».

Así, el Papa reiteró en su discurso que: «La Iglesia siempre ha enseñado de manera coherente y autorizada la defensa de la dignidad de la vida humana, desde el primer instante de su concepción hasta su muerte natural». Con esta nueva enseñanza, la Iglesia subraya su firme compromiso con la protección de la vida en todas las etapas y circunstancias.