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13 de septiembre de 2024

'Cristo de san Juan de la Cruz' se encuentra actualmente en laGalería de Arte y Museo Kelvingrove, en Glasgow

'Cristo de san Juan de la Cruz' de Salvador Dalí

Los cuatro bulos más difundidos de la vida de Jesús de Nazaret

Algunos han postulado que no fue una persona real, sino una figura simbólica creada por los primeros cristianos. Sin embargo, el ensayista Matthieu Lavagna refuta algunas de las falsedades más evidentes

Criticar el cristianismo a menudo implica cuestionar la realidad de los eventos fundamentales de la vida de Jesús de Nazaret: su nacimiento, vida y muerte. Sin embargo, lejos de lo que afirman algunos pseudohistoriadores, la existencia de Jesús y los hechos clave de su vida están mejor documentados que los de muchas otras figuras históricas, como Sócrates, cuyas fuentes son más limitadas y menos variadas.

Eso es lo que intenta demostrar el joven ensayista francés Matthieu Lavagna en su libro Non, le Christ n'est pas un mythe (No, Cristo no es un mito), un trabajo que pretende refutar metódicamente las afirmaciones de Michel Onfray, en su obra Théorie de Jésus, (Teoría de Jesús). Este sostiene que Cristo nunca existió, una tesis que contradice el consenso académico. En respuesta, el filósofo y teólogo Lavagna no solo aborda la negación de la existencia de Cristo, sino que también responde a otros tópicos anticristianos promovidos por Onfray y otros estudiosos, exponiendo cuatro de las falsedades más comunes sobre la vida de Jesús que siguen circulando ampliamente.

1. «No hay pruebas de la existencia de Jesús»

Ecce Homo (Contemplando al hombre), una representación de Poncio Pilato presentando a Jesús de Nazaret azotado ante la gente de Jerusalén

'Ecce Homo' Poncio Pilato presentando a Jesús de Nazaret azotado ante la gente de Jerusalén

Para Lavagna, la afirmación de que no existen pruebas sobre la existencia de Jesús carece de fundamento histórico. En un vídeo publicado para Le Figaro, el teólogo afirmó que: «La posición de todos los historiadores, independientemente de sus creencias religiosas, es decir que en el primer siglo hubo un personaje llamado Yeshua que existió en Palestina y que tuvo seguidores». Además de los Evangelios y otros textos del Nuevo Testamento, la existencia de Jesús está documentada por autores no cristianos como Flavio Josefo, Tácito y Suetonio.

«También tenemos textos cristianos primitivos que están fuera del Nuevo Testamento, que mencionan la existencia de Jesús y que datan del primer siglo», añade Matthieu. Según el historiador Gary Habermas, hay al menos 42 fuentes históricas diferentes que mencionan la existencia de Jesús: «Es algo enorme en comparación con otros personajes de la antigüedad. Por ejemplo, en el caso de Julio César, existen solo cinco fuentes que informan sobre sus operaciones militares», sostiene el francés.

En cuanto la existencia de Jesús como ser divino, Lavagna afirma que es una cuestión de fe personal y que a Jesús no le condenaron por sus buenas obras sino por blasfemia, por considerarse Dios: «Por los Evangelios, se demuestra históricamente que Jesús pretendía ser Dios. A la pregunta, ¿lo era realmente? Es algo que depende de nuestra fe personal. Por mi parte, diría que Jesús es generalmente creíble en sus enseñanzas y, por lo tanto, que no es irracional creerle cuando afirma que es Dios».

2. «En el siglo I no existía Nazaret»

La Anunciación de Fra Angelico

La Anunciación de Fra Angelico

Otra falacia común es la negación de la existencia de Nazaret en el siglo I, teoría que ha sido desmentida por las evidencias arqueológicas, donde se han encontrado restos de una aldea en Nazaret que datan precisamente del siglo I, incluyendo casas, cerámica, y monedas que confirman la existencia de la localidad en la época de Jesús.

No solo se han encontrado restos de la ciudad sino que «las excavaciones arqueológicas del siglo XX han encontrado una gran cantidad de sitios que citan los Evangelios, por ejemplo, el estanque de Betesda», conocido por ser el lugar donde Jesús sanó milagrosamente a un paralítico, afirma Lavagna en una entrevista. Bart Ehrman, erudito sobre el Nuevo Testamento, también refuta esta falacia al señalar que los registros arqueológicos no dejan lugar a dudas sobre la existencia de Nazaret. Los descubrimientos incluyen estructuras residenciales y artefactos que coinciden con la cronología de la vida de Jesús, subrayando la autenticidad de los relatos evangélicos que ubican al Mesías en esta pequeña localidad.

3. «Es improbable el acontecimiento de la crucifixión»

Cristo abrazando la cruz. Obra de El Greco

Cristo abrazando la cruz. Obra de El GrecoMuseo Thyssen

La crucifixión de Jesús es uno de los eventos más sólidos y documentados en la historia antigua, pero algunos siguen cuestionando su veracidad, alegando que los judíos de la época no eran crucificados: «Eso es falso. Basta leer los textos de Flavio Josefo que informan que hubo un gran número de personajes que fueron crucificados en el primer siglo» y que, además, la crucifixión era un método de ejecución utilizado con frecuencia, incluso contra los judíos. «Entre el año 30 y el año 130, tenemos quince fuentes históricas diferentes que mencionan la crucifixión de Jesús. Es inaudito para la época, para la Antigüedad, tener un número tan abundante de fuentes que atestiguan el mismo evento», enfatiza el joven escritor.

«La crucifixión no es algo que la Iglesia primitiva pudiera haber inventado, porque era un acontecimiento humillante. Los judíos no podían esperar que su propio Mesías muriera como un cobarde crucificado». Este detalle, según Lavagna, refuerza la autenticidad histórica de la crucifixión, ya que un evento tan deshonroso y contrario a las expectativas mesiánicas jamás habría sido fabricado por los primeros seguidores de Jesús.

4. «Jesús no hizo milagros»

Curación del paralítico, de Murillo
Curación del paralítico, de Murillo
Curación del paralítico, de Murillo

Curación del paralítico, de Murillo

La declaración Dignitatis Humanae (n. 11), declara que Jesucristo «apoyó y confirmó su predicación con milagros para excitar y robustecer la fe de los oyentes». Estos prodigios no fueron meras leyendas, sino hechos verificables que incluso los enemigos más acérrimos de Jesús, como los fariseos y miembros del sanedrín, no pudieron negar: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales» (Jn 11, 47-48), reconociendo así, explícitamente, su autenticidad.

Flavio Josefo, contemporáneo del propio Jesús, documentó la vida bajo el régimen judío en nombre de los romanos, lo que lo convierte en un cronista del primer siglo. En sus escritos, menciona a diversas personas que se hicieron pasar por el Mesías. Sin embargo, en su famoso pasaje conocido como el testimonio de Flavio, Josefo destaca a un hombre llamado Jesús, describiéndolo como alguien que «hizo milagros» y refiriéndose a él como «el divino Jesús.»

Matthieu Lavagna, en un debate publicado por CNews, subraya la importancia de estos testimonios históricos en la defensa de los milagros de Jesús, argumentando que no debemos conformarnos con lo que la ciencia no puede explicar temporalmente, sino demostrar que, en principio, hay eventos que la ciencia no puede explicar. Lavagna sostiene que las curaciones inexplicables, como las de Lourdes, alcanzan a las personas de manera profunda y práctica, refutando el materialismo ateo. Por ello, los milagros no solo son pruebas de la divinidad de Jesús, sino también herramientas poderosas en la apologética cristiana, que continúan convenciendo a muchos sobre la verdad del Evangelio.

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