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La urna que contiene los restos de los franciscanos asesinados en Damasco en 1860Revista Tierra Santa

Sus reliquias ya eran veneradas poco después de su muerte

Estos son los siete franciscanos españoles decapitados en 1860 que canonizará hoy el Papa

Roma acoge la ceremonia que elevará a los altares a los once «Mártires de Damasco», asesinados por odio a la fe en Siria

El listado de los santos de la Iglesia católica incluirá este domingo once nuevos nombres: los de los Mártires de Damasco, ocho franciscanos y tres laicos maronitas asesinados por los drusos en la actual capital siria en 1860. Siete de los religiosos eran españoles. Se trata de los beatos:

  • Manuel Ruiz (San Martín de las Ollas, Burgos, 1804)
  • Carmelo Bolta (Real de Gandía, Valencia, 1803)
  • Nicanor Ascanio (Villarejo, Madrid, 1814)
  • Nicolás María Alberca (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1830)
  • Pedro Nolasco Soler (Lorca, Murcia, 1827)
  • Francisco Piñazo Peñalver (Alpuente, Valencia, 1812)
  • Juan Jacobo Fernández (Carballeda, Orense, 1808)

Junto a ellos, el Papa Francisco canonizará también a los otros cuatro Mártires de Damasco: el franciscano austriaco Engelberto Kolland y tres laicos maronitas (los hermanos Massabki: Francisco, casado y padre de familia, comerciante; Abd-el-Mooti, también casado y padre de familia, profesor en el colegio franciscano de Damasco; y Rafael, soltero y sacristán de la iglesia franciscana en la capital siria).

Martirizados por los drusos

Desde hacía tiempo, los cristianos del Líbano y Siria eran objeto de persecución violenta por parte de los drusos y, en 1860, fueron destruidas muchas aldeas maronitas y asesinados sus habitantes. La violencia llegó también a Damasco; el 9 de julio el barrio cristiano, donde vivían unas 30.000 personas, fue asaltado y miles de cristianos degollados. Muchos se refugiaron en el convento franciscano, confiando en la solidez de sus muros.

El cartel oficial de los Mártires de Damasco

No queriéndolos dejar abandonados a su suerte, los franciscanos decidieron no aceptar la propuesta del gobernador turco de refugiarse en su residencia. Todos fueron asesinados junto a otros muchos cristianos; el padre Manuel, que había acudido a la iglesia a vaciar el sagrario, fue obligado a colocar su cabeza sobre el altar y así fue decapitado. Su cuerpo pudo ser recuperado por los cristianos supervivientes doce días después de la masacre.

Según ha explicado fray Fadi Azar, OFM, párroco del convento del Sagrado Corazón de Jesús en Latakia (Siria) en un artículo publicado en el número 76 de la revista Tierra Santa, tras su asesinato, los cuerpos de los once mártires fueron colocados en un sótano de su convento, de donde fueron retirados en 1861 para ser colocados en dos ataúdes y enterrados en una tumba abierta en el suelo de la iglesia.

La lápida que recoge los nombres de los Mártires de DamascoRevista Tierra Santa

Primeros milagros

Los fieles no tardaron en venerarlos como mártires y obtener gracias y milagros en el contacto con sus reliquias. En el proceso canónico, un joven greco-católico declaró bajo juramento: «Hacia medianoche vi una vez el sótano donde yacían los cuerpos de los franciscanos masacrados poco antes por los turcos, todo iluminado. Entonces llamé a Giorgio Cassar y a su hijo, ellos también, como yo, damasquinos y cristianos, junto con un musulmán, que dormía en el convento, y les pregunté si había alguien en el sótano y si sabían el origen de esa luz… Me respondieron que no había nadie, y cogimos las llaves para bajar los cuatro. Apenas se abrió la puerta, desde abajo se levantó una columna de humo que desprendía un fuerte olor a incienso».