26 Congreso Católicos y Vida Pública
«El cristianismo no es una moral, sino encuentro personal con Jesús y una experiencia de amor»
«Es asombroso cómo el Espíritu Santo hace hoy que la Iglesia esté muy viva, en contra de lo que muchos se empeñan en propagar», aseguró Miguel Marcos (Hakuna) durante el Congreso Católicos y Vida Pública que organiza la ACdP y el CEU
El 26 Congreso Católicos y Vida Pública —que se celebra en la sede de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, y que este año lleva como lema «Quo Vadis? Pensar y actuar en tiempos de incertidumbre»— ha incluido en su primera jornada una mesa ronda en torno a los movimientos laicos. Con el título «…y en todo, caridad», ha contado con la moderación de Carmen Fernández de la Cigoña, secretaria general de la ACdP, que ha comenzado dando el turno de palabra a Enrique Arroyo, de Comunión y Liberación. Arroyo se ha referido a don Luigi Giussani, y a la importancia de «entender las razones por las que el hombre de hoy puede creer en Cristo», pues una tarea fundamental en esta época consiste en «mostrar la razonabilidad de la fe». «Me convertí gracias a un profesor de Religión», señala Arroyo, «por el mismo motivo por el que Giussani decía que se puede creer». Y explica: «Jesús es la respuesta al anhelo del corazón que yo tenía». Se trata del «encuentro con la presencia viva de Jesucristo». Como dijo Joseph Ratzinger durante el funeral de don Giussani, «el cristianismo no es una moral, sino encuentro personal con Jesús y una experiencia de amor».
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Arroyo señala «la revolución cultural que introduce la fe cristiana en el mundo» y anota: «Somos criaturas nuevas», porque de esta fe «nace una nueva manera de mirar la familia, las relaciones sociales, la política, todos los aspectos de la vida». Se construye, por tanto, una «cultura nueva». Esta cultura se refleja en la mera denominación de Comunión y Liberación, acuñada a finales de los años 60, cuando unos estudiantes que participaban de la labor de don Giussani publicaron un manifiesto que se llamaba precisamente así. Porque «la verdadera liberación solo pude nacer de la comunión que genera Cristo; Cristo ha vencido la muerte y ha vencido el mal». Arroyo propone «generar ámbitos de comunión» en todos los entornos, desde las fábricas, hasta las universidades. «Vivir dentro del mundo esta manera de entender la vida que nace de la fe», añade. Y en relación con esta época de incertidumbre, en la cual «se niega el dato biológico, y parece que vacía a la persona», afirma que hay fragilidad afectiva y «volubilidad en los comportamientos». Por eso se necesita retornar al significado auténtico de las cosas y «gente que testimonie el sentido de palabras como madre, padre, libertad». «El corazón humano puede renacer con el encuentro en Cristo», por medio de la «certeza anunciada la salvación», que se convierte en una «esperanza que contagia». En opinión de Arroyo, «la unidad es imposible para el mundo, pero es posible para nosotros gracias a Cristo».
El Camino Neocatecumenal
Por su parte, Segundo Tejado, sacerdote y profesor de la Universidad Itinerante Redemptoris Mater, ha hablado en nombre del Camino Neocatecumenal, movimiento con integrantes cuya «generosidad y disponibilidad» ha elogiado Fernández de la Cigoña. Según Tejado, «no es fácil explicar una realidad tan compleja que lleva tantos años trabajando en la Iglesia», de modo que se ha referido al Catecismo, hablando de cómo la Iglesia se forma mediante la escucha de la palabra, los sacramentos y los carismas. En su opinión, a raíz del Concilio Vaticano II, «el Espíritu Santo ha suscitado carismas», de igual manera que había sucedido tras anteriores concilios. Tejado relata que Kiko Argüello, durante una «crisis existencial», se marchó a «las barracas de Palomeras Altas» (Madrid) para «vivir en medio de los pobres». Eran los años 60 y seguía la «intuición de Charles de Foucault», según la cual, había que «encontrar a Cristo en medio de los pobres». En aquel lugar trabó amistad con Carmen Hernández, que había desempeñado una labor misionera, y recibieron la visita del arzobispo Casimiro Morcillo, el cual los invitó a trasladar «a las parroquias esa experiencia». Más tarde, Juan Pablo II dijo: «reconozco el Camino Neocatecumenal como itinerario de formación católica válida para la sociedad y los tiempos de hoy».
Sobre los tiempos actuales, Tejado entiende que «faltan profetas o se escuchan falsos profetas». «El profeta no te dice dónde quieres tú ir, sino dónde quiere Dios que vayas», apostilla. «Nuestra misión es esta; mostrar la belleza del cristianismo mediante nuestras vidas», agrega. «Mostrar que hay un camino, que es Cristo; mostrar que los falsos profetas no llevan a la gente a la felicidad», sostiene.
Después de Tejado, ha sido el turno de Ludi Medina, en representación de Emaús. Lo ha definido como «pura nueva evangelización». Narra cómo Emaús llega a España en 2010 a la parroquia de San Germán (Madrid), tras nacer en Estados Unidos en 1978 y expandirse luego por toda Sudamérica. «Emaús no es nada más que un retiro, un retiro llevado por laicos, laical y eclesial». Este movimiento se basa en la lectura del pasaje evangélico de los discípulos de Emaús; se encuentran con Jesús resucitado, quien «les lee las escrituras y hace que su corazón empiece a arder». Cuando Jesús parte el pan, lo reconocen, porque Emaús es «encuentro con Jesús eucaristía». El retiro de Emaús es un «fin de semana milagroso» basado en dos pilares: «testimonios y servicio», por medio de lo cual «el Espíritu Santo actúa en directo». Y da pie a una «experiencia personal y de comunidad». Los retiros se organizan desde las parroquias, dos centenares ahora mismo por toda España, y ya se está dando el salto a Italia, Francia, Alemania…
Miguel Marcos, de Hakuna, empieza diciendo: «Yo no canto y Josepe [Manglano] tampoco, pero la música es uno de los instrumentos de que se ha servido Dios en Hakuna para que muchos hagamos experiencia de Cristo». «Es asombroso cómo el Espíritu Santo hace hoy que la Iglesia esté muy viva, en contra de lo que muchos se empeñan en propagar», explica. «Hakuna es Adoración, es música, es familia», resume Marcos, quien relata cómo nació este movimiento a partir de la preparación en 2012 para la JMJ de Río de Janeiro (2013). Recuerda: «Nos empezamos a juntar unos jóvenes con Josepe, teníamos charlas formativas y adoraciones eucarísticas. Nos unía a todos un vínculo que es irrompible: el vínculo del amor de Cristo, que es pleno y es puro». La experiencia en Río de Janeiro los removió tanto que a muchos «les daba miedo volver» y que aquella vivencia se disolviera. Hakuna «nace como el deseo de no querer renunciar a la comunión que se vive en Cristo, que no es cosa de un momento o unos días, sino que es el día a día y que se sigue viviendo en todas las circunstancias», describe. Porque «el Reino de los Cielos está entre nosotros, empieza aquí, no tengo que esperar a morir, aquí ya hay Cielo», dice Marcos. También destaca la relevancia de la formación, y de una «caridad sustentada en la verdad». Asimismo, Marcos entiende que cada movimiento eclesial debe rezar por los demás, reconocer la mutua riqueza y asombrarse ante ella.
Desde Acción Católica General, ha intervenido Francisco Ramírez Mora, quien asegura que «la comunión es una necesidad para que la evangelización sea eficaz». «Yo fui de los primeros asistentes a los Congresos Católicos y Vida Pública, con17 o 18 años, y mi camiseta de ‘Jesús es revolución’», cuenta. Tras insistir en la importancia de la formación, se define como «un laico de parroquia» y recalca que este es el rasgo de su movimiento, nacido «a final del siglo XIX y que genera procesos en las personas de parroquia». Dentro de la «dilata experiencia» de esta entidad —lo que incluye Manos Unidas—, en 2009 se renovó el proyecto, «para hacer cristianos, para provocar encuentros con Cristo como camino de transformación del mundo». En un «mundo muy secular y descristianizado, Acción Católica es una herramienta al servicio de las parroquias». Para lo cual «ninguna acción empieza sin formación y sin oración», a lo que se suma la vida en comunidad.
Ramírez asevera: «La búsqueda de la comunión es una gran llamada a una coherencia de vida; nos seguirán si somos coherentes». Explica: «Es una llamada a la conversión; necesitamos cristianos normales enormemente enamorados de Cristo, que puedan escuchar Rosalía y Hakuna, que rezan y que van a misa los domingos, y que quieren transformar el mundo desde el mundo, desde la propuesta, no desde la confrontación, ni la trinchera». En relación con el conjunto de movimientos, dice: «Querernos más, conocernos más evangelizar juntos».