
La nueva iglesia de Ibrahim Al-Khalil
Cuenta con un campanario de 23 metros
Una nueva iglesia para Ur de los Caldeos, donde nació Abraham
Los cristianos iraquís han sido diezmados en apenas 20 años, pasando de 1,5 millones de fieles a unos pocos cientos de miles
Cuatro años después de la visita del Papa Francisco -el primer viaje apostólico del pontífice al exterior, cuando todavía continuaba la pandemia de Covid-19-, la comunidad católica iraquí se dispone a inaugurar un nuevo templo en Ur de los Caldeos, la iglesia de Ibrahim Al-Khalil, nombre que remite a Abraham (origen de la fe de judíos, cristianos y musulmanes). El templo forma parte de un complejo mayor que se levanta en la llanura desértica, y se destaca por una característica forma piramidal.
El lugar de culto quiere ser también un estímulo para la comunidad cristiana iraquí, diezmada en los últimos veinte años hasta el punto de que, si en el pasado contaba con cerca de 1,5 millones de fieles, hoy sólo quedan unos pocos cientos de miles. El edificio se levanta en un predio de diez mil metros cuadrados, tiene en su interior una gran sala de 600 metros cuadrados y cuenta con un campanario de 23 metros de altura. El propósito del templo no es sólo estar al servicio de la comunidad cristiana sino también atraer turistas de todo el mundo, especialmente peregrinos cristianos.
A los 4 años de la visita del Papa
Un edificio que es al mismo tiempo un «mensaje», un signo de «apertura», un lugar de «peregrinación internacional» para los iraquíes y creyentes de todo el mundo, cristianos y musulmanes, porque Abraham «es el padre común», dice a AsiaNews el patriarca de Bagdad de los Caldeos, el cardenal Louis Raphael Sako, sobre la inminente inauguración de una iglesia en Ur de los Caldeos cuatro años después de la visita del Papa Francisco. La inauguración debía realizarse el 6 de marzo, en coincidencia con el aniversario de su viaje apostólico, pero «se celebrará después de Pascua -explica el cardenal - porque se espera que asistan a la ceremonia el primer ministro Mohammed Shia al-Sudani y otras personalidades musulmanas, y preferimos postergarla para después del Ramadán, el mes de ayuno y oración islámico».

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La fachada principal de la iglesia de Ibrahim Al-Khalil
«Hoy - cuenta el cardenal Sako - todos lo recuerdan la visita del Papa Francisco, así como él mismo ha dicho varias veces que Irak estaba en su corazón. Las condiciones de salud del pontífice son motivo de preocupación no sólo para los cristianos, sino también para las autoridades y muchos musulmanes. «Hace dos días -dice el cardenal- me llamó el primer ministro para preguntarme por su salud y desearle una pronta recuperación. El Papa goza de gran respeto entre la población, porque con su presencia supo cambiar [al menos en parte] la mentalidad, fortaleció la convivencia, el sentido de fraternidad, la conciencia de que la fe es una cuestión personal y que la pertenencia al Estado representa un bien común». Este último es un problema fundamental en Irak «como en general en los países de Oriente Medio, desde Siria hasta el Líbano, pasando por Irak y Palestina. Hay que terminar con la ideología extremista y violenta, con la guerra, la muerte y la destrucción, hay que recurrir a la diplomacia blanda».
El patriarca caldeo considera el ejemplo de otros países árabes, como los del Golfo, donde «ya no hay una ideología religiosa tan extremista, la fe es la base, pero el régimen, el sistema de gobierno debe ser civil. Y hay que trabajar - añade - para construir un Estado de derecho, de justicia, de igualdad, en el que estén garantizados el respeto y la seguridad». Por otra parte, Irak debe valorizar su patrimonio cultural y arqueológico, el «verdadero oro negro», como suele repetir, porque «con el turismo y las peregrinaciones se puede apoyar la economía del país. Un día el petróleo se va a terminar, pero las antigüedades, los tesoros, si se conservan, permanecerán». La valorización del patrimonio, advierte, debe ir acompañada de un compromiso por la paz porque «todos estos frentes de guerra son preocupantes y no sabemos qué puede pasar. Siria y Líbano también son fuente de incertidumbre, aunque espero que puedan continuar por este camino de construcción política, nacional y económica».