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El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César García Magán

El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César García Magán

Los obispos reconocen que una de las exigencias del entorno del Gobierno era destruir la Cruz del Valle de los Caídos

Tras las negociaciones mantenidas entre el Vaticano y el Ejecutivo de Sánchez, habrían logrado que se respetaran los símbolos religiosos y la permanencia de los monjes benedictinos

Al término de la Asamblea Plenaria que ha reunido en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE) de Madrid a todos los obispos de España, su secretario general, monseñor Francisco César García Magán, ha comparecido en rueda de prensa para detallar los trabajos de estos cinco días de asamblea. Tras una larga explicación sobre diversos temas de índole intraeclesial, los periodistas han inquirido por el Valle de los Caídos y por las manifestaciones que se han sucedido esta semana en las puertas de la CEE, donde los obispos incluso han sido increpados e insultados.

Según García Magán, el Gobierno manifestó «la intención de 'resignificar' la basílica, su desacralización y la salida benedictinos», y fue uno de los temas que trató el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado 11 octubre en el encuentro que mantuvo en el Vaticano con el Papa Francisco. Las exigencias iniciales que tenía el Ejecutivo, según los obispos, implicaban «la desacralización de la basílica y la expulsión de la comunidad benedictina». «También estaba el tema, aunque estrictamente no fue propuesta del Gobierno, de la destrucción de la cruz que preside el conjunto monumental», ha añadido.

Tras la primera reunión, en febrero tuvo lugar otra entre Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, y el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, «que fue filtrada, una vez más, por el Gobierno», ha matizado García Magán. En ella se llegaron a acordar tres puntos: «La permanencia de la comunidad benedictina, mantener la basílica para orar por todos los caídos de la nefasta Guerra Civil española y la conservación de todos los símbolos religiosos», lo cual implicaría la Cruz monumental, «que no se puede destruir porque es el símbolo del amor, la entrega y el perdón de Jesucristo».

A cuatro bandas

García Magán ha hablado de reuniones «a cuatro bandas» entre la Conferencia Episcopal, los benedictinos, el arzobispo de Madrid (el cardenal José Cobo) y el Nuncio en España, monseñor Bernardito Auza. Los monjes, por tanto, habrían participado en las negociaciones y estarían de acuerdo, aunque eso ha costado el cese del prior de la abadía, fray Santiago Cantera, que ha sido sustituido hace unos días por fray Alfredo Maroto.

Sin embargo, García Magán ha reconocido que los obispos «no conocen los detalles del plan de resignificación» más allá de los tres puntos anteriormente citados, y que hasta ahora solo hay «cartas, notas intercambiadas con esos tres puntos acordados con el Gobierno que se han filtrado y que hay que sustanciarlo en un acuerdo que no se ha escrito todavía».

Ninguna voz discrepante

Aunque no figuraba entre los puntos del día de las reuniones de la Asamblea Plenaria, García Magán ha admitido que estos días «se ha hablado del Valle de los Caídos y se ha informado a los obispos», que han mostrado «un refrendo total y unánime, sin ninguna voz discrepante, a la tarea que se ha hecho hasta ahora en plena comunicación con la Santa Sede», que habría depositado su confianza en las gestiones llevadas a cabo por el cardenal Cobo. «En el proceso, los monjes han participado, y el cardenal Cobo se ha entrevistado en varias ocasiones con ellos, quienes han refrendado los acuerdos», ha asegurado.

Respecto a las concentraciones que se han sucedido estos días frente a la sede de la Conferencia Episcopal, García Magán ha señalado que los manifestantes mostraban «una realidad muy heterogénea: había unos que vinieron a hablar, y de hecho hablaron con algunos obispos, cosa que agradecieron: otros a escuchar y otros a gritar e insultar, algunos en actitud un poco violenta, y lanzaron calumnias e injurias contra los obispos». Ayer jueves, «había gente que rezaba el rosario, gente que insultaba, que leía un manifiesto, seguramente gente con distintas pertenencias eclesiales o extra eclesiales». «El derecho de manifestación es fundamental, siempre que se haga con el respeto debido», ha subrayado el secretario de los obispos españoles.

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