La tradición dice que San Juan Evangelista murió en Éfeso (Turquía), hacia el año 100. En el siglo IV, después de que Constantino pusiera fin a la persecución contra los cristianos, construyeron en Éfeso una capilla sobre la tumba del apóstol. Posteriormente, el emperador Justiniano construyó sobre la capilla una gran basílica que, siglos después, los turcos convirtieron en mezquita, y que a su vez fue destruida por Tamerlán en 1402. En la década de 1920, arqueólogos griegos y austriacos excavaron los restos de la basílica y encontraron en su interior la tumba vacía del escritor evangélico que acogió en su casa a la madre de Jesús.