Personajes bíblicos
«Más paciencia que el santo Job»: ¿quién fue este personaje de la Biblia?
El refranero español contiene muchos tesoros. Algunos de estos tesoros vienen adquiridos por la tradición judeocristiana y muchos otros hacen alusión a Dios
Job fue un hombre justo, honrado y temeroso de Dios. Un hombre que pese a vivir desgracias no vio motivo para maldecir el nombre de Dios. Fue admirado por vivir alejado del pecado incluso viviendo en las peores circunstancias. La historia de este personaje bíblico viene narrada en el Antiguo Testamento, concretamente en el libro de Job, que pertenece al conjunto de libros sapienciales y poéticos. El dicho popular hace alusión a la paciencia que tuvo este fiel siervo de Dios a lo largo de su vida porque tras haber vivido una vida llena de lujos se enfrenta a una serie de desgracias que prueban su fe.
Job, un hombre paciente
En el libro de Job se narra un diálogo entre Dios y Satán. Este último se dispone a arrebatar a Job todos sus privilegios y bendiciones con el fin de que Job se rebele ante Dios. Esta sería la prueba de que la humanidad solo se acuerda de Él cuando son prósperos y que cuando la desgracia les alcanza se alejan de Él culpabilizándolo.
Dios, con plena confianza en su siervo Job acepta la propuesta de Satán con una condición: «El Señor respondió a Satán: Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él ni lo toques», Job 1, 12.
Tras la larga sucesión de desgracias que incluyeron la muerte de sus hijos, ganado, servidumbre y una enfermedad que vivió en sus pieles Job se mantuvo fiel a Dios.
Su mujer, amigos y conocidos se burlaron de él y le incitaron a maldecir a Dios: «Su mujer le dijo: ¿Todavía persistes en tu honradez? Maldice a Dios y muérete. Él le contestó: Hablas como una necia. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males?. A pesar de todo, Job no pecó con sus labios», Job 2, 9-10.
Pese a todo Job tuvo claras sus prioridades, sus creencias y no se dejó influenciar. Tras todo este sufrimiento –y viendo Satán que Job no maldeciría jamás a Dios– aceptó la derrota y Dios recompensó a su siervo otorgándole más bienes que al principio.
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó
Entre las frases que más resuenan de este personaje encontramos la respuesta de Job ante la sucesión de las malas noticias: «Entonces Job se levantó, se rasgó el manto, se rapó la cabeza, se echó por tierra y dijo: 'Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor'. A pesar de todo esto, Job no pecó ni protestó contra Dios», Job 1, 20-22.