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Guardias en la frontera entre China y Corea del NorteHuman Rights Watch

Cadena perpetua y tortura para los norcoreanos que hablen con un cristiano

De los 600 norcoreanos deportados por China de vuelta a su país tras intentar escapar, los que habían tratado con algún creyente fueron enviados a campos de prisioneros políticos donde han de cumplir cadena perpetua sin condena

Corea del Norte, además de ser la nación más aislada del mundo, está también en el top 10 de países con mayor persecución a la libertad religiosa. No solo tiene uno de los peores historiales en cuanto a los derechos humanos, sino que allí también se documenta repetidamente cómo los grupos religiosos sufren el acoso del régimen. El songbun, el sistema de méritos sociales del país, coloca automáticamente a los creyentes como «hostiles» y les somete a una fuerte represión.

A pesar del pequeño número de cristianos (representan el 0,38 % de una población de más de 25 millones, según el informe de Libertad Religiosa 2023 de Ayuda a la Iglesia Necesitada), son tildados de desleales e incluso de amenaza para el gobierno y han de vivir su fe en la clandestinidad. Lo que antes eran iglesias, se usan ahora como salas de ejercicio o centros de investigación de Kim II-sung, donde los ciudadanos están obligados a estudiar las obras de los líderes norcoreanos.

Para huir del país, los ciudadanos norcoreanos suelen escapar por la extensa frontera con China. Tras pasar el estricto y hermético control policial, los refugiados intentan acceder a un tercer país y pedir asilo en la embajada de Corea del Sur. Uno de estos puntos de tránsito suele ser a menudo Filipinas. No obstante, los detenidos por las autoridades chinas son deportados a Corea del Norte.

Durísimas condiciones

Según Human Rights Watch, el pasado mes de abril de 2024, Pekín deportó a aproximadamente 600 norcoreanos. Los que habían tenido contacto con cristianos en el extranjero fueron enviados a campos de prisioneros políticos, conocidos por los duros tratos que reciben los reos y donde han de cumplir cadena perpetua sin condena.

El refugiado norcoreano en Estados Unidos, Illyong Ju, lamenta que aunque China es miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU «simpatiza con las acciones asesinas del régimen» de Corea del Norte. Ju, que también trabaja para ayudar a sus conciudadanos con la causa de la libertad religiosa, agrega a Gaudium Press que ha escuchado los repatriados serán «interrogados para informar por la fuerza sobre las 1.000 personas restantes que aún no han sido deportadas a Corea del Norte».

«Sin duda serán torturados en los campos y algunos serán ejecutados», comenta, al tiempo que denuncia que el régimen «continúa cometiendo actos que equivalen a genocidio contra su propio pueblo y China hace la vista gorda y lo apoya tácitamente».