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La Hermana Francisca Sánchez entre sus alumnos, en Tánger

La hermana Francisca Sánchez entre sus alumnos, en TángerObras Misionales Pontificias

Misión de la Iglesia en Tánger

María Francisca Sánchez: «Nuestra presencia hace sentir a los niños partícipes del amor de Dios»

Al estar en un país musulmán no pueden anunciar de palabra la presencia de Jesús, pero sí convivir en medio de ellos, haciéndoles partícipes del gran Amor que Dios les tiene

A través de Obras Misionales Pontificias (OMP), la obra de la Iglesia católica que sostiene la labor misionera de los testigos de la resurrección de Jesús en todo el mundo, El Debate ha podido conocer a la hermana María Francisca Sánchez Rivero, que trabaja en una escuela para niños sordos de familias sin recursos en Tánger, Marruecos.

Una presencia callada

En Tánger conviven dos ciudades: la rica, donde el estilo de vida es más europeo y, luego, otra muy distinta, la zona de la Medina; el casco antiguo, donde se evidencia el gran atraso y la pobreza generalizada. Además, en Marruecos está prohibido por ley el anuncio cristiano a cualquier marroquí, así que los misioneros deben llevar a Cristo a los más necesitados de la manera más sencilla: a través de una presencia callada, amorosa y caritativa, tal y como la plantaron otros testigos del Evangelio, entregados al pueblo musulmán como Charles de Foucault o Albert Periguère.

Integración en la sociedad

«El proyecto que llevamos es una escuela con niños deficientes auditivos de edades comprendidas entre tres años hasta dieciséis o diecisiete, que terminan el colegio. Son niños de familias con escasos recursos económicos y nuestro trabajo consiste en desarrollar al máximo sus capacidades auditivas, para que puedan hablar y comprender lo que oyen. En la escuela reciben los conocimientos necesarios para ello y se les prepara para integrarse en la sociedad, también a nivel laboral, teniendo experiencias muy positivas en este campo».

Todos podéis ser misioneros allí donde os encontréis dando cariño, alegría, siendo generosos, respetuosos con todos; pues con pequeños gestos es como hacemos presente a JesúsHermana María Francisca Sánchez

Una presencia sencilla

La hermana María Francisca recuerda la dificultad del testimonio cristiano en Tánger y la modalidad concreta del anuncio misionero: «Al encontrarnos en un país de religión musulmana no podemos anunciar de palabra la Buena Noticia de Jesús, pero sí con nuestra presencia sencilla, alegre, gratuita, haciéndoles partícipes del gran Amor que Dios nos tiene a todos, sin distinción de raza, religión, distinción social… todos somos sus hijos. Estos valores, que intentamos inculcarles, ellos después los llevan a sus casas y amigos» y va calando lentamente, aunque quizá ella no vea el fruto.

La hermana María Francisca también ha querido enviar un saludo a todos los españoles, agradeciendo su generosidad con las misiones, que permite llevar el mensaje del Evangelio a todo el mundo, pero, especialmente, a «todos los niños españoles, que podéis ser misioneros allí donde os encontréis dando cariño, alegría, siendo generosos con los niños más necesitados, respetuosos con todos; pues con pequeños gestos es como hacemos presente a Jesús entre nosotros, pues Él vino a nosotros, pequeño pobre, niño en un pesebre».

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