'Lourdes': donde lo invisible se hace visible

Desde 1858, año en que la Virgen se apareció ante Bernadette, una niña de 14 años, en la gruta de Massabielle, los médicos han reconocido la curación milagrosa de 7.000 personas que han pasado por allí, de los que la Iglesia ha reconocido como milagros 70.

Pero detrás de todas estas historias con final feliz hay personas, enfermas o discapacitadas, que viajan hasta esta pequeña ciudad en medio del Pirineo francés para tocar la roca y bañarse en sus aguas. Que van allí desde todas partes del mundo no necesariamente buscando un milagro, pero a algunos de ellos se les acaba concediendo.

Entonces, ¿por qué viajan miles de kilómetros en sus condiciones tantos enfermos de todo el mundo? Si se le pregunta a Thierry Demaizière y Alban Teurlai, los directores del documental Lourdes, que se estrena este viernes 16 de septiembre en España, responderán que para sentirse menos solos, para que les cuiden, les mimen, y les miren como lo que son, personas, no como enfermos ni minusválidos, porque así es como les mira la Virgen.

Lourdes no habla de Dios, ni de la Virgen ni de Bernadette ni siquiera del propio santuario ni de sus aguas que dicen son milagrosas; sino de personas. De todos los sufrientes que son acogidos por los voluntarios, enfermeros y médicos que los atienden, los bañan, les dan de comer, les leen, les cantan y bailan, e incluso comparten algún que otro cigarrillo.

Siete son los protagonistas, los más claros, y lo que todos tienen en común es que han ido hasta allí, a ver a la Virgen, y allí se han encontrado, aunque no se conocen entre ellos. Pero todo el que camina a su alrededor es también personaje principal de este documental, que al final de lo que trata es de reflejar, según afirman sus directores, la condición humana.