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El sacerdote Erick Díaz en su parroquia antes de exiliarse

Un sacerdote nicaragüense huye de la policía ante su inminente arresto

«Hoy Nicaragua está sumida en el dolor, en el miedo, en el terror. Pero de todo ello se construye un nuevo porvenir», señala Díaz, ya desde su exilio

El sacerdote nicaragüense Erick Díaz ha escapado ante el peligro de ser capturado por la Policía gubernamental. Díaz fue avisado momentos antes de que los agentes llegaran a detenerlo.

El párroco, víctima de la persecución contra la Iglesia, confirma en su mensaje de este sábado a través de Facebook, que lleva exiliado desde el pasado 23 de agosto.

Coincidiendo con las celebraciones dedicadas a Nuestra Señora de la Merced, el sacerdote Díaz ha comunicado a «quienes han estado preguntando por mí, que tuve que exiliarme. No ha sido fácil esta decisión, pero por encima de todo está la vida y los derechos inherentes a cada ser humano».

El religioso denuncia que el «único delito» ha sido estar «del lado de la verdad, del lado del sufrido pueblo, de la defensa de los derechos de cada ciudadano».

Alzar la voz por el pisoteado

Al mismo tiempo, señala que la Iglesia en su quehacer pastoral nunca ha defendido ideas, «ya que somos pastores y es el mejor regalo que Dios en Jesucristo nos ha dado, ser ministros y embajadores de las cosas del cielo en la tierra».

Jesús mismo lo enseñó: El verdadero prójimo es aquel que ve el dolor, la herida de su cercano y lo ayudaErick Díaz

Díaz se reafirma que como pastores católicos defienden «la dignidad humana, sea de donde sea» porque ese es su deber: «alzar la voz por el pisoteado, por el marginado, por el indefenso».

El sacerdote agrega que tenía una misa el viernes 19 de agosto en una comunidad y «por seguridad decidió no ir, sin embargo, hasta esa parroquia rural llegó la policía en una patrulla». El sábado 20 logró salir del templo, pero unos agentes policiales que vigilaban la entrada a la parroquia, «me lanzaron improperios y tomaron muchas fotografías al vehículo en que me trasladaba».

El acoso policial continuó el domingo 21 cuando la misa dominical estuvo asediada por «agentes de civil», y el martes 23 (de agosto) alguien le avisó para escapar, «ya que ese día iban por este servidor», declara el religioso.

Un país sumido en el dolor

«Lo que hoy Nicaragua sufre no tiene precedente semejante, es un dolor muy grande para todos. Sin embargo, aunque todo parezca perdido, no lo es. San Juan Pablo II en una ocasión nos dijo: 'Jesús en la cruz parecía impotente', parecía que hasta ahí llegaba todo. Sabemos que ese no fue el final. Había algo mejor y que es la esperanza del cristiano, la resurrección. Hoy Nicaragua está sumida en el dolor, en el miedo, en el terror. Pero de todo ello se construye un nuevo porvenir», señala Díaz, ya desde su exilio.

Recordó además que Monseñor José Antonio Canales, obispo de Danlí, Honduras al referirse al quehacer de la Iglesia Católico ha dicho que «ser cristiano y ver que a tu hermano lo están pisoteando, mancillando y hacerme de la vista gorda, para no meterme en problemas, significa cuestionarse sobre qué cristianismo practico». y agrega que «Jesús mismo lo enseñó: El verdadero prójimo es aquel que ve el dolor, la herida de su cercano y lo ayuda, haciendo referencia al buen samaritano».

Tras la escalada en la persecución contra la Iglesia emprendida por la dictadura Ortega-Murillo, seis sacerdotes están encarcelados en las celdas de El Chipote, el Obispo de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez está privado de libertad en paradero desconocido, además más de 10 sacerdotes y el obispo auxiliar de Managua Monseñor Silvio José Báez, que también se han exiliado para ponerse a salvo del dictador Ortega.