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De izquierda a derecha: Fernando Murga, formador del Seminario Conciliar de Madrid; Sergio García y Borja Lizarraga, seminaristas; y José Antonio Álvarez, rector del Seminario Conciliar de MadridMiguel Pérez

Dentro del Seminario Conciliar de Madrid

Así son los futuros sacerdotes que se forman en el Seminario de Madrid

El Seminario Conciliar de Madrid prepara a 84 seminaristas durante este curso 2022/2023, con un arco de edad entre los 18 años el más joven, y 51 el mayor de todos

La vida del seminario es como otra cualquiera. Pero tiene una singularidad especial: jóvenes que al escuchar la llamada de su vocación dejan a un lado las dudas y apuestan por seguir al Señor. El rector del Seminario Conciliar de Madrid, José Antonio Álvarez, ha defendido que «el Seminario es una realidad viva, y debe ser conocida para ser comprendida».

En el Seminario Conciliar de Madrid hay 84 jóvenes en este proceso de ocho años de formación. Y, a pesar de que ha decrecido el número de seminaristas en España, este curso se han unido 17 nuevos jóvenes a la verificación vocacional del sacerdocio, siendo la cifra más alta de incorporaciones de los últimos años.

Sergio García dejó el ejército para entrar al seminario, después de una crisis personal por la muerte de su madre

José Antonio Álvarez, rector del Seminario Conciliar de Madrid

José Antonio Álvarez, rector del Seminario Conciliar de MadridMiguel Pérez

Doce sacerdotes conviven cada día con los seminaristas: un servidor, ocho formadores y tres directores espirituales. El rector ha señalado que «es una alegría hacer comprender a la gente que en este proceso de formación sacerdotal todos estamos implicados. No es sólo cuestión de los sacerdotes que aquí estamos o del obispo, que es fundamental. Todo el pueblo de Dios tiene también una tarea preciosa mediante la oración y la colaboración».

Por otro lado, uno de los formadores del seminario, Fernando Murga, ha afirmado que «la experiencia que tienen los seminaristas durante estos años es ese tiempo de encuentro íntimo con Jesucristo que les explica quiénes son y cuál es la verdad de la vida, y que les capacita para que luego, aunque lleguen a un mundo que está lleno de ruido, sepan permanecer en la verdad, conociendo profundamente el corazón del hombre».

Estos chicos que vienen del mundo y son para el mundo tienen que saber dar respuestas a las inquietudes de hoyFernando Murga

Sergio García tiene 34 años, vive en el Seminario de Madrid y es diácono desde el 18 de junio de este año. Dejó el ejército a sus 28 años para entrar al Seminario después de una crisis personal por la muerte de su madre. Gracias a un profesor de la universidad, se acercó al Señor y sintió su vocación en el momento en que su vida como cristiano estaba más consolidada. «El señor llama cuando llama. Me esperó, y en el momento en el que vio que estaba preparado, me lo propuso», ha declarado Sergio.

Sergio García Martínez, seminarista

Sergio García Martínez, seminaristaMiguel Pérez

Borja Lizarraga tiene 30 años y es también seminarista. Mientras estudiaba Derecho, una amiga suya se convirtió gracias a las conversaciones que tenía con él. Esto hizo que Borja descubriera que el Señor le estaba llamando al sacerdocio. Años atrás, ya había sentido esa llamada pero de una manera mucho más tenue. Y esta conversión fue el detonante que le empujó a decir sí a Cristo.

Borja Lizarraga, seminarista

Borja Lizarraga Olesti, seminaristaMiguel Pérez

En este sentido, el rector del Seminario ha recalcado que «a veces con la vocación hay una cierta resistencia. En un primer momento, cuando uno va haciendo un camino de fe, va apareciendo ese deseo, esa inquietud. Una inquietud por poder vivir una vida de mayor entrega, de mayor servicio, de mayor generosidad. Y eso no surge de modo natural, sino de modo extraordinario».

Además, Álvarez ha destacado que «la formación humana es esencial. Necesitamos forjar hombres libres con capacidad de dialogar en el mundo y de colaborar con los cristianos de hoy». También ha recordado que «los abusos en la Iglesia es algo que no podemos permitir, y tenemos que formar jóvenes sacerdotes que den respuesta a que esta Iglesia quiere el bien de los hombres y, especialmente si cabe, de los más vulnerables, de los más pequeños y de los más frágiles».

El rector del Seminario Conciliar de Madrid ha concluido con el deseo de «que esta tarea de dar a conocer la vida del seminario sea momento de ilusionar al mundo, a nuestra sociedad, a nuestra diócesis. Porque Dios está vivo y sigue llamando».

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